Tomado de la Buena Semilla
por María Lozano
Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros.
Santiago 4:8
Mas yo oraba. Salmo 109:4
Un guía acompañaba a un grupo de etnólogos en una región desierta de África. Les hacía descubrir paisajes especialmente hermosos de una naturaleza en la que el hombre no había dejado su huella. Para no perderse nada, muy a menudo el guía los invitaba a detenerse, y una y otra vez quedaban fascinados....
Sin duda nosotros también deberíamos, en medio de la vida ajetreada que tenemos, detenernos un momento, no solamente para admirar la creación, sino también para alabar al Creador. Los salmos nos invitan a meditar y a recordad sus maravillosas obras (Salmo 105:2-5). Entre ellas está el maravilloso regalo que Dios nos dio en la persona de su Hijo Jesucristo, el perdón de los pecados pos su sacrificio, la vida eterna que ofrece a todo aquel que cree, el camino abierto para permitir al hombre acercarse a Dios y tener un buen contacto con él. El creyente tiene total libertad para entrar en la presencia de Dios “por la sangre de Jesucristo”.
Acerquémonos con corazón sincero” (Hebreos 10:19-22).
No pensemos que esas paradas son inútiles. ¡Vale la pena pasar tiempo con el Señor!
Al leer la Biblia escuchamos a Dios, quien nos habla. Es “la buena parte” que María escogió (Lucas 10:42).
Por medio de la oración, para adorarlo exponerle nuestras necesidades, tenemos comunión con Dios. “Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias” (Colosenses 4:2).
¡Señor, que reconozcamos tus maravillas!
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