Tomado de: Reflexiones Cristianas
Por María Lozano
Un editorial, en el Día de Acción de Gracias, habló
de una profesora que pidió a sus alumnos de primer grado que hiciesen un dibujo
de alguna cosa por la cual estuviesen agradecidos. Ella pensó que seguramente
todos ellos eran hijos de familias pobres no tendrían mucho que agradecer, así
que dibujarían platos de comida, o alguna cosa por el estilo. Sin embargo, la
profesora quedó sorprendida con el dibujo que hizo uno de sus alumnos... Era
una mano, dibujada de forma sencilla e infantil.
Pero, ¿de quién era la mano? Toda la clase quedó encantada con aquel dibujo.
"Creo que debe ser la mano de Dios", dijo un niño
"No, yo creo que que es la mano de un granjero que está dando de comer de
comer a las gallinas", dijo otro.
Cuando finalmente todos volvieron a su trabajo, la profesora se aproximó a su
alumno y le preguntó de quien era la mano.
"Es su mano, profesora" -murmuró él.
Entonces la profesora se acordó que, en varias ocasiones, en el recreo, ella le
había cogido de la mano a él, que era un niño raquítico y desamparado. Ella
hacía esto frecuentemente con los niños. Pero aquello significaba mucho para
este alumno.
Esa debería ser la acción de gracias de todos, no por las cosas materiales que
nos dan, sino por la oportunidad de todas las cosas pequeñas con las que nos
podemos dar a los otros.
Salmos 75:1
Gracias te damos, oh Dios, gracias te damos, Pues cercano está tu nombre; Los
hombres cuentan tus maravillas. Efesios 5:20
Dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor
Jesucristo.
Filipenses 4:6
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de
Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.
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