Lecciones que nos da la vida...

Tomado d: Reflexiones cristianas
Por María Lozano

En la Clínica de un famoso Cirujano Cardiovascular, entra la
secretaria y le anuncia que un viejito, muy pobre, deseaba consultarle,
recomendado por un médico del hospital
público.
El doctor dice que lo atenderá una vez
que haya atendido a todos los clientes particulares o con órdenes
médicas.
Después de 2 horas de espera, el médico
recibe al anciano y éste le explica la razón de su
visita:
“El médico del hospital público me
ha enviado a usted porque
únicamente un médico de su prestigio podría solucionar mi problema cardíaco
y en su clínica poseen los equipos necesarios para llevar a cabo esta
operación.”
El médico ve los
estudios y coincide con el colega del hospital. Luego, pregunta al anciano
que institución del estado o empresa de seguros le costearía
la operación.- Este le
contesta: “Ahí está el problema doctor yo no estoy respaldado por ninguna
de estas instituciones y
tampoco dinero. Como verá, soy
muy pobre y para peor, sin familia. Lo que pido, se que es mucho, pero tal
vez entre sus colegas y usted puedan
ayudarme...”
El médico no lo
dejó terminar la frase. Estaba indignado con el colega del hospital.- Lo
envió de regreso con una nota explicándole que su “Clínica era privada y de mucho prestigio, por lo tanto
no podía acceder a su pedido. El había estudiado y trabajado duro estos años para instalar su
clínica y ganar el prestigio y
los bienes que tenía.
Cuando el
anciano se retiró. El médico se percató que había olvidado una carpeta con
unas poesías y una frase suelta que le llamó mucho la atención. La frase
decía: “El órgano que mejor habla es el corazón” y firmaba Jean
Marcel.
Esta frase le gustó mucho al médico,
pero lo que más le gustó fue el nombre del autor de ella: Jean Marcel. Le
hacía recordar su niñez y
juventud, pues en la primaria, la maestra les leía sus hermosos
cuentos.
En la secundaria, la profesora de
Literatura les enseñaba bellísimas poesías y fue con una de ellas que, al
dedicarle a una de sus
compañeras, se enamoró y esta
fue su primera novia. “Como
olvidar todo eso si fue parte de lo mejor de su
infancia”
A la semana
siguiente, al final de la tarde, la secretaria entró con el periódico
vespertino y compungida le dijo al médico: “¿Se enteró Dr.? Hoy encontraron muerto a Jean
Marcel en un banco de la plaza, tenía 88 años el pobre”

El médico suspiro de pena y contesto
“Hombres como él no deberían morir, que Dios lo tenga en paz, me hubiera
gustado conocerlo.
“Pero, ¿no lo recuerda? le dice la
secretaria; y mostrándole la foto del periódico le dice, “era el viejito
que vino la semana pasada a consultarle. Era un conocido escritor, solitario y bohemio. No tenía
parientes
y...”
El médico no la dejó terminar. Le pidió
que se retirara y sentándose con los brazos cruzados en el escritorio,
lloró y lloró como nunca lo
había hecho, como el niño que
llevaba escondido en su alma.
Largo tiempo estuvo en el silencio de
su consultorio. Luego, que
secó las lágrimas de su escritorio, levanto sus ojos como buscando a Dios
mientras decía “Perdón Señor, no soy digno de ti, no soy digno de que me
mires. Todo lo que tengo te lo debo. Me enviaste a un pobre y me habló con
la voz del corazón. Yo lo escuche con el oído del egoísmo... mi vergüenza
es grande... Perdóname Señor porque no te
atendí...”
Con el correr de
los años, la “Clínica Jean Marcel”, como se llama desde entonces, se hizo muy famosa. El
médico habilitó una sección
para la atención de los pacientes sin órdenes médicas y él personalmente
practicaba las operaciones.



Es necesario entender que Dios nos presenta
la oportunidad de servirle generalmente en las personas mas necesitadas, y
que no necesariamente nos vamos a enterar anticipadamente del momento de su
visita, ni de la forma o apariencia suya.

Esta es la vida realmente, tender la mano al
que lo requiere y cuando lo necesite. Lo otro es encerrarnos en nosotros
mismos, pensar solo en lo que nos agrada y ser indiferentes al mal del
prójimo, eludiendo así nuestra verdadera vida o
responsabilidad.
“La vida no es
lo que planificamos sino lo que sucede” ¡Que tengas un bello día!


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