Tomado de: Reflexiones cristianas
Por María Lozano
Los puentes son como ciertas personas:
Su importancia se valora cuando ya no están, o cuando están rotos y no se los
puede usar.......
Existe una cantidad impresionante de puentes:
Cortos y largos, anchos y estrechos, seguros e inseguros, caros y
económicos.....
Todos tienen sin embargo, algo en común:
Sirven para unir dos orillas......
Atravesándolos, uno siente que, de algún modo, lleva un mensaje al otro
lado......
También las personas estamos llamadas a ser puentes, para facilitar el
encuentro, para superar aflicciones, para estimular el perdón......
Hacer de puente a veces cuesta, pero cuando da resultado, la gratificación es
grande......
Quiero ser para ti como un puente sobre el río...
Del lado de acá está tu hoy..... Del lado de allá tu mañana......
Entre los dos lados, el río de la vida, a veces sereno, a veces turbulento, a
veces traicionero y a veces profundo y revuelto......
ES NECESARIO ATRAVESARLO......
No soy Dios ni pretendo jugar a ser Dios..
Sólo Él puede llevarte con seguridad al otro lado......
Pero yo quiero ser el puente que haga más fácil la travesía......
Si crees que no es bueno pasar sólo, usa mis hombros...
Si me balanceara, no tengas temor...Dios me ha colocado en tu camino para ayudarte
a cruzar el río......
No dudes en utilizarme, y cuando llegues, déjame, si quieres......
Si, me entiendes bien, déjame donde estoy. Otros han pasado por medio de mi,
igual como tu pasaron......
Pero quiero que continúes tu marcha......
Soy tu puente para muchas travesías de la vida, pero aún tengo otro
nombre......
SOY UN PUENTE LLAMADO AMISTAD .......
Proverbios 17:17 En todo tiempo ama el amigo, Y es como un hermano en tiempo de
angustia..
Mateo 5:44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os
maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y
os persiguen.
1 Pedro 3:8-9 “Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos
fraternalmente, misericordiosos, amigables; no devolviendo mal por mal, ni
maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que
fuisteis llamados para que heredaseis bendición”
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