“Ten compasión de mí que estoy sin fuerzas; sáname pues no puedo sostenerme.”
Reconocer ante Dios con humildad que necesitamos su amor compasivo nos hace más humanos, eso agrada a Dios, el salmista David recitó este verso cuando estaba afrontando una enfermedad, reconociendo ante Dios que el dolor y la angustia lo estaban matando, implorando sanación y liberación ya que solo la misericordia de Dios podía sostenerle. David conocía el amor de Dios, de sus poderes bondadosos y depositó su confianza en la voluntad de Dios. Dios siempre oye las súplicas de sus hijos, oremos y seamos como el salmista, firmes en fe...
Salmo 30:3-4
Señor, Dios mío, clamé a ti y tu me sanaste.
Señor, me has sacado de la tumba, me iba a la fosa y me has vuelto a la vida.
Una de las virtudes de Dios es la promesa de sanación, en la santa escritura tenemos una hermosa enseñanza de esta promesa, Juan 9 1-12 Aquel hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos, y me dijo: Ve al Siloé, y lávate; y fui, y me lavé, y recibí la vista. Entonces le dijeron: ¿Dónde está él? El dijo: No sé.
Para recibir las buenas obras y las promesas de Dios debemos estar cerca de sus enseñanzas, estar arrepentidos, aceptar las pruebas y ser pacientes. Al estar afrontando una enfermedad no debemos preguntarnos ¿porque a mí o a mi ser querido? O agobiarnos y sentir que Dios nos abandona, no perdamos la fe, que las pruebas sean el motor para seguir adelante en manos de Dios.
Pidamos a Dios fortaleza para soportar, DIOS NOS DARA ESA PAZ QUE BUSCAMOS PARA superar las dificultades, por más duras que sean, que Dios sea nuestro refugio.
Tener una actitud Positiva, darnos tiempos de leer y reflexionar la Biblia, en ella hallaremos ánimo y buena energía. (Proverbios 17:22, El sentido del humor no solo alivia la tristeza, también beneficia la salud.
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