Por María Lozano
A esa niña delicada y sensible,
que lloró y sufrió.
Ella se sintió sola.
Un abrazo a la mujer en la que me he convertido, terca e imperfecta pero siempre sincera.
Fuerte con el corazón siempre demasiado descubierto.
A la mujer que está tratando de mejorar y que nunca deja de soñar.
Por la mujer que soy.
Por todo el amor que llevo dentro..
Por mis victorias y mis derrotas.
Por todas las veces que me levanté.
Por todos los monstruos que enfrenté.
Un abrazo a la niña que sigo siendo y que siempre ser
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