Por María Lozano
No te averguences de dar testimonio de
nuestro Señor…sino
participa de las
aflicciones por el evangelio según el po-
der de Dios, quien nos salvó y llamó con
llamamiento santo, no conforme a nues-
tras obras, sino según el propósito suyo
y la gracia.
2 Timoteo 1:8-9
La reglamentación de aviación civil obliga a la tripulación
aérea a fijarse en las alarmas de seguridad antes del despegue. Una de ellas
dice: “En caso de descompresión de la cabina, las máscaras de oxígeno caerán
automáticamente al alcance de su mano. Tome la máscara, colóquela en la boca y
la nariz y respire normalmente. Las personas que viajan en avión deben estar atentas a estas
recomendaciones, pues eso podría salvarles la vida.
Los que creemos en Cristo también recibimos un mensaje que
puede salvar la vida eterna.A menudo, cuando hablamos de esto, vemos
indiferencia en la gente, pero pensemos en las personas que nunca han oído
hablar del Señor, y no nos desanimemos; continuemos anunciando este mensaje.
El mensaje de alarma en la aviación está completado por éste; “Póngase
primeramente su máscara antes de ayudar a otros”. Este principio de seguridad
es capital; La tentación para una madre es colocar primeramente la máscara a su
hijo. El riesgo es que no lo consiga a tiempo y que ambos pierdan el
conocimiento. Igual sucede con la vida eterna que da fe en el Señor Jesucristo:
Primero es necesario poseerla uno mismo antes de poder ayudar a una persona que
vive una vida sin Dios
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