UNA MALA EXCUSA

Tomado de la Buena Semilla
Por María Lozano

Abre mis ojos, y miraré las maravillas
de tu ley.
Salmo 119:18

Jesús dijo: Te alabo, Padre, Señor del
cielo y de la tierra, porque escondiste
estas cosas de los sabios y de los enten-
didos, y las revelaste a los niños.
Mateo 11:25


“¡Hay tantas cosas incomprensibles en la Biblia que ya no la leo”, decía alguien.
Reconocemos que hay pasajes difíciles en la Biblia; ella misma lo afirma cuando habla de cosas “entre las cuales hay algunas difíciles de entender” (2 Pedro 3:16). Pero la mayor parte de ella presenta cosas muy sencillas que incluso están al alcance de un niño.
Por ejemplo: “No hay justo, ni aún uno…no hay diferencia, por tanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3: 10-22-23). Si usted es sincero, reconocerá que ha comprendido, porque esto le concierne.
Cada uno de nosotros necesita ser liberado de esta triste condición de pecador perdido lejos de Dios.
De una manera muy sencilla, Dios nos explica cómo podemos ser liberados de la justa condenación que alcanzará a todos los que no se hayan puesto en regla con él. “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo” (Hechos 16:31). Este versículo no presenta ninguna dificultad de comprensión, de modo que nadie podrá decir: “No sabía cómo ser salvo”
A los que rechazan ese mensaje de salvación, el Señor Jesús declara: “No queréis venir a mí para que tengas vida” (Juan 5:40).
No busquemos falsas excusas; leamos la Biblia con oración; Dios, quien nos conoce muy bien, nos la hará comprender progresivamente. 

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