Max Lucado
Por María Lozano
La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.
Juan 1:7
Juan nos dice: “Estamos limpios de todo pecado gracias a la
sangre de Jesús”. En otras palabras, siempre somos limpios. La limpieza no es
una promesa para el futuro, sino una realidad en el presente. Una motita de
polvo cae en el alma de un santo y desaparece. Una mancha de suciedad aparece
en el corazón de un hijo de Dios y la mancha se quita.
Nuestro Salvador se arrodilla y fija su mirada sobre los
actos más tenebrosos de nuestra vida. Pero en vez de retroceder horrorizado,
extiende su mano bondadosa y dice: “Puedo limpiar eso si lo deseas”. Y del
cántaro de su gracia, saca un puñado de misericordia y lava nuestro pecado.
Pero eso no es lo que hace. Porque Él vive en nosotros, tú y
yo podemos hacer lo mismo. Porque Él nos ha perdonado, podemos perdonar a
otros.
Como Jesús.
hermoso!!!!
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