Max Lucado
Por María Lozano
Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia.
Hebreos 4:16
Jesús nos dice: “Cuando ores, ora así: Padre Nuestro que estás
en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino.
Cuando dices “Venga tu reino”, estás invitando a que el
Mesías mismo entre en tu mundo.
“¡Ven, Rey mío! Establece tu trono en nuestra tierra.
Mantente presente en mi corazón
Estate presente en mi oficina, en mi matrimonio. Sé el Señor
de mi familia, de mis temores y mis dudas”. Esta no es una débil petición: es
una osada apelación a Dios para que ocupe cada rincón de tu vida.
¿y quién eres para pedir tal cosa? ¿Quién eres para
pedir a Dios que tome las riendas de tu mundo? ¡Santo cielo, eres su hijo! Y
por eso pides osadamente.
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