OFRENDA Y PAZ

Tomado de:Todo es posible agenda 2013
Por María Lozano






 …deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.
Mateo 5:24

Hay dos cosas que se han cruzado: la ofrenda que un creyente lleva a la casa de Dios y el recuerdo que se le presenta entonces de que hay un hermano ofendido, sin que  importe de quién es la culpa.

El énfasis que debemos poner al estudiar esta valiosa enseñanza- y que es el que puso el Maestro- está en la necesidad y la urgencia de la reconciliación y, sin duda, es en este punto donde fallan muchas de nuestras relaciones cristianas.

Pero ¿Qué es la ofrenda? Jesús dijo algo interesente: que no nos la llevemos con nosotros, sino que la dejemos en el “altar”, palabra con la que se refería al lugar donde hemos ido a adorar a Dios.

Resulta claro que no debemos dejar de adorar ni de ofrendar porque tengamos un problema con alguien, aunque, insistimos, su solución es asunto prioritario.
Pero ¿si no encontramos a esa persona, si se ha muerto o directamente no acepta nuestra reconciliación? Con dolor en el alma, volveremos para dar nuestra ofrenda y retirar nuestro deseo de que esas situaciones no se repitan.
Quizá el recuerdo de aquello que hemos dejado delante de Dios, y a lo que debemos volver cuanto antes, nos presione en el deber de arreglar nuestras cuentas con los demás.

Señor, que nunca falte mi ofrenda delante de ti ni mi deseo de tener paz con los demás

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