Max Lucado
Por María Lozano
El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves,
él te libre.
(Daniel 6: 16)
Observa a Jonás en el vientre del gran pez, rodeado de jugos
gástricos y entre algas marinas ingeridas…Allí ora…Y antes de que pueda decir
amén, el estómago se contrae, el pez eructa y Jonás cae de cara sobre la playa.
Observa a Daniel
en el foso de los leones; su perspectiva no es mejor que la de Jonás. A este se
lo había tragado, y Daniel está a
punto de serlo…
Mira a José en una cisterna, un agujero grisáceo y seco en
un desierto ardiente.
Quitaron la tapa de la boca de la cisterna y le sacaron la
túnica de lana…Al igual que Jonás y Daniel ,
José está atrapado. Se le acabaron las opciones. No tiene salida. No tiene
esperanza…Aunque el camino hacia el palacio toma un desvío a través de la
prisión, va a dar al trono…
Tales son las historias de la Biblia. Un peligro de muerte
tras otro del que apenas escapan. Justo cuando el cuello se apoya en el
picadero, justo cuando la soga se ajusta al cuello, llega el Calvario.
Todavía remueve Piedras.
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