Max Lucado
Por María Lozano
No te desampararé, ni te dejaré
Hebreos 13.5
Pocos oyen su voz. Menos son los que abren la puerta.
Pero nunca interpretes nuestra insensibilidad como su
ausencia. Porque en medio de las pasajeras promesas del placer está la perdurable promesa
de su presencia.
“He aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin
del mundo” (Mateo 28:20).
No hay coro que cante tan alto que no pueda escucharse la
voz de Dios…Si nos decidimos a escuchar.
En el Ojo de la Tormenta..
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