Por María Lozano
Cada día una Promesa de Dios para ti,
para leer y meditar en ellas, en las diferentes circunstancias de tu vida
(ansiedad, soledad, depresión, enfermedad, dolor y también en los éxitos) y a
través de ellas él te dará dirección, paz y perspectiva.
La bendición del perdón
Dios mío,
tu perdón nos llega a todos
como una bendición;
tu perdón borra
nuestros pecados y rebeldías.
Tú bendices y declaras inocentes,
a los que no actúan con malicia.
tu perdón nos llega a todos
como una bendición;
tu perdón borra
nuestros pecados y rebeldías.
Tú bendices y declaras inocentes,
a los que no actúan con malicia.
Mientras no
te confesé mi pecado,
las fuerzas se me fueron acabando
de tanto llorar.
Me castigabas día y noche,
y fui perdiendo fuerzas,
como una flor que se marchita
bajo el calor del sol.
las fuerzas se me fueron acabando
de tanto llorar.
Me castigabas día y noche,
y fui perdiendo fuerzas,
como una flor que se marchita
bajo el calor del sol.
Pero te
confesé mi pecado,
y no oculté mi maldad.
Me decidí a reconocer
que había sido rebelde contigo,
y tú, mi Dios, me perdonaste.
y no oculté mi maldad.
Me decidí a reconocer
que había sido rebelde contigo,
y tú, mi Dios, me perdonaste.
Por eso los
que te amamos
oramos a ti en momentos de angustia.
Cuando vengan los problemas,
no nos podrán alcanzar.
Tú eres mi refugio;
tú me libras del peligro,
por eso, con voz fuerte,
canto y festejo mi liberación.
oramos a ti en momentos de angustia.
Cuando vengan los problemas,
no nos podrán alcanzar.
Tú eres mi refugio;
tú me libras del peligro,
por eso, con voz fuerte,
canto y festejo mi liberación.
Tú me
dijiste:
«Yo te voy a instruir;
te voy a enseñar
cómo debes portarte.
Voy a darte buenos consejos
y a cuidar siempre de ti.
Los mulos y los caballos
son tercos y no quieren aprender;
para acercarse a ellos
y poderlos controlar,
hay que ponerles rienda y freno.
¡No seas tú como ellos!»
«Yo te voy a instruir;
te voy a enseñar
cómo debes portarte.
Voy a darte buenos consejos
y a cuidar siempre de ti.
Los mulos y los caballos
son tercos y no quieren aprender;
para acercarse a ellos
y poderlos controlar,
hay que ponerles rienda y freno.
¡No seas tú como ellos!»
A los
malvados les esperan
muchos sufrimientos,
pero a los que confían en ti
los cubres con tu gran amor.
muchos sufrimientos,
pero a los que confían en ti
los cubres con tu gran amor.
Ustedes,
pueblo de Dios,
¡alábenlo y hagan fiesta!
Y ustedes, los de corazón sincero,
¡canten a Dios con alegría!
¡alábenlo y hagan fiesta!
Y ustedes, los de corazón sincero,
¡canten a Dios con alegría!
Salmos
32:1-11
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Dios hizo
todo eso para que lo alabemos por su grande y maravilloso amor. Gracias a su
amor, nos dio la salvación por medio de su amado Hijo. 7-8 Por la muerte de Cristo en la cruz, Dios perdonó
nuestros pecados y nos liberó de toda culpa.
Efesios 1:6-7
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