Tomado de: La vida es bella
Por María Lozano
Mi abuela no necesitaba capa para ser mi heroína.Ella no volaba, pero me enseñó a aterrizar cuando la vida dolía.
Sus abrazos eran el único refugio que calmaba mi tristeza.
Y su voz, una melodía que aún hoy me acompaña.
Nunca me juzgó, aunque supiera que me había equivocado.
Tenía una paciencia que solo el amor sabe tener.
Y una forma de hacerme sentir valioso solo con mirarme.
Con ella aprendí que el amor no grita, abraza.
Que el cariño no se exige, se da..Que hay silencios que también cuidan.
Jugábamos, cocinábamos, me contaba historias con moraleja.
Y aunque yo a veces me distraía,
ahora daría lo que fuera por escuchar una más.
Mi infancia huele a su perfume,
sabe a su sopa, suena a sus cuentos antes de dormir.
Ella no fue solo parte de mi niñez…
fue el hogar dentro de ella.
Hoy que ya no está, sé que no se ha ido.
Porque todo lo bueno que hay en mí,
lleva su nombre bordado en el alma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario