HACER EL BIEN, SIN IMPORTAR A QUIEN


Tomado de Reflexiones para el Alma
por María Lozano

Un día, mientras un granjero escocés de apellido Fleming intentaba ganarse la vida, oyó unos gritos que provenían de un cercano pantano. Inmediatamente dejó caer sus herramientas y corrió al pantano.
Al llegar al lugar se encontró con un muchacho que aterrado gritaba mientras se esforzaba por librarse del húmedo y negro barro. Sin pensárselo dos veces Fleming se metió en las sucias y espesas aguas hasta la cintura y salvó al muchacho de lo que podía haber sido una lenta y espantosa muerte.

Al día siguiente, mientras el granjero estaba en su casa, llegó un carruaje a la granja.
Un noble elegantemente vestido salió y se presentó como el padre del muchacho que el granjero Fleming había ayudado.
Usted salvó la vida de mi hijo y quiero recompensarle por ello, dijo el noble.

No, yo no puedo aceptar que usted me pague por lo que hice, contestó el granjero escocés. En ese
momento, el hijo del granjero se acercó a la puerta de la cabaña de la familia.
¿Es su hijo? Preguntó el hombre.
-Sí, contestó el granjero orgullosamente.

-Le propongo un trato, dijo el distinguido caballero: -Permítame proponerle a su hijo el mismo nivel de educación del que mi hijo disfrutará. Si el muchacho se parece a su padre, no dudo que crecerá hasta convertirse en el hombre del que tanto usted como yo estaremos orgullosos.

El granjero aceptó confundido.

El hijo del granjero Fleming asistió a las mejores escuelas y a su tiempo se graduó en la Escuela Médica del St. Mary’s Hospital en Londres.

Con el paso de los años el hijo del granjero fue conocido mundialmente como el famoso y renombrado Dr. Alexander Fleming el descubridor de la Penicilina.

Años después, el hijo del mismo noble que fue salvado del pantano, cayó gravemente enfermo de pulmonía. Y esta vez fue la penicilina la que salvó su vida de una muerte segura.

¡Quieren saber el nombre del noble de quien fue salvado del pantano y de la pulmonía por los Fleming.
Sir Winston Churchill.

“Si siembras en el amor, a su tiempo Dios te dará el fruto de la cosecha”

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