Por María Lozano
Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan. Isaías 58:11...
Pastor es la persona que guarda y guía a un rebaño, su trabajo es observar con mucha atención a los animales mientras ellos pastan, los conduce por lugares donde sacian su hambre y los cuida de los peligros.
El Salmos 23:1 dice: “Jehová es mi pastor, nada me faltará.” David reconocía a Dios como dueño de su vida y también ser parte del rebaño. Para ser pastoreado hay que ser del rebaño, pues si no solo eres un visitante o simpatizante que no obedecerá al Pastor y cualquier momento abandonarás el rebaño.
Al igual que un pastor de ovejas vela por el bienestar de su rebaño el Señor se preocupa por su hijos, hacia dónde te diriges, qué decisiones tomas, con quiénes te relacionas, si te alimentas (Biblia) o no, qué guardas en tu corazón, qué ven tus ojos, qué pensamientos habitan en tu mente y tantas cosas más; pero muchas veces nuestra reacción es de indiferencia, apatía y hasta de molestia creyendo que lo que hacemos está bien y que no hay peligro alrededor.
Sólo Él sabe lo que nos espera cuando tomamos sendas equivocadas por eso es que pone tantas advertencias pero con amor nos redirecciona cuando admitimos nuestro error, es por eso que es trascendental ser sensible al Espíritu Santo, pues él nos habla de diferentes maneras y circunstancias para que no abandonemos sus caminos.
Jesús dice: Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen (Juan 10:27) si somos parte del rebaño del Señor deberíamos ser obedientes a su voz y conocer también a nuestro Pastor.
Para ir por verdes praderas y saciar nuestra necesidad debemos seguir a nuestro Pastor ya que nadie más que él quiere lo mejor para ti ¡obedece su dirección y síguelo!
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