Por María Lozano
Lectura: Juan 12:34-50
Todos los días tomamos decisiones. Sin embargo, algunas personas insisten en que somos computadoras biológicas programadas por elementos que no controlamos.
Una vez una persona escribió una carta una vez al editor de un periódico en el cual reprendía a los creyentes por predicar sus convicciones morales a otros e insistía en que las personas sólo pueden “reaccionar a factores genéticos y ambientales”....
Decía que cualquier preferencia, ya fuese en “religión, alimentos preferidos, colores o amigos” no es una decisión, sino “un hecho brutal”. Luego nos imploraba que “abandonásemos las falsas promesas de la religión y tomásemos la antorcha de la razón humana” ¿Te das cuenta? El hombre concluyó predicando sus propias convicciones y pidiéndoles a los lectores que hiciesen lo mismo que había dicho a la gente que no hiciera: tomar una decisión.
Decía que cualquier preferencia, ya fuese en “religión, alimentos preferidos, colores o amigos” no es una decisión, sino “un hecho brutal”. Luego nos imploraba que “abandonásemos las falsas promesas de la religión y tomásemos la antorcha de la razón humana” ¿Te das cuenta? El hombre concluyó predicando sus propias convicciones y pidiéndoles a los lectores que hiciesen lo mismo que había dicho a la gente que no hiciera: tomar una decisión.
Es verdad que los factores genéticos y ambientales pueden dificultar la toma de buenas decisiones. Pero Dios nos hace responsables de la libertad que poseemos. Los que niegan esa libertad, no creen que nadie tenga la luz de la verdad absoluta.
Jesús nos dijo: “Yo, la luz, he venido al mundo para que todo aquel que cree en mí, no permanezca en tinieblas” (Juan 12:46). Elegir a Cristo te librará de las tinieblas del pecado y le dará significado a tu vida. ¡Tú eliges!
Si eres de los que busca la verdad, pero aún deseas permanecer en tinieblas, estas rechazando a Aquel que es luz.
Busca cada día las verdades que encontramos en Jesús, por medio de la oración, la lectura de la Biblia, además de la compañía y comunión con otros que comparten tu misma fe.
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