Por María Lozano
Hay una historia antigua, tal vez muy conocida por muchos, que cuenta que un cargador de agua de la India tenía dos grandes vasijas que colgaban a los extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros. Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba toda el agua al final del largo camino a pie, desde el arroyo hasta la casa de su patrón, pero cuando llegaba, la vasija rota solo tenía la mitad del agua....
Durante dos años completos esto fue así diariamente, desde luego la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque solo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación.
espués de dos años, la tinaja quebrada le habló al aguador diciéndole:
“Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas sólo puedes entregar la mitad de mi carga y sólo obtienes la mitad del valor que deberías recibir.”
El hombre, apesadumbrado, le dijo compasivamente:
“Cuando regresemos a la casa quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino.” Así lo hizo la tinaja. Y en efecto vio muchísimas flores hermosas a lo largo del trayecto, pero de todos modos se sintió apenada porque al final, sólo quedaba dentro de sí la mitad del agua que debía llevar.
– ¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino?- le preguntó el hombre- Siempre he sabido de tus grietas y quise obtener ventaja de ello, sembré semillas de flores a todo lo largo del camino por donde tú vas y todos los días tú las has regado. Por dos años yo he podido recoger estas flores para decorar la casa de mi patrón. Sin ser exactamente como eres, él no hubiera tenido esa belleza sobre su mesa.
Cada uno de nosotros tiene sus propias grietas, llámense defectos, traumas, heridas emocionales, frustraciones, complejos, fracasos que nos marcaron, etc. y muchas veces pensamos estas grietas nos descalifican y que Dios no puede usarnos, que no somos lo suficientemente buenos, que hay personas más capacitadas que podrían hacer mejores cosas que nosotros; pero en 1ª Corintios 1: 27, 28 encontramos un gran tesoro:
“sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es”
Dios no busca personas perfectas, Él ya conoce nuestras grietas, pero eso no le impide hacer grandes cosas nuestras vidas. No mires tus defectos y problemas como algo que te descalifica, sino como oportunidades para que Dios obre en tu vida y cumpla sus planes.
Con grietas y todo, Dios te ha incluido en sus planes, te ama de manera inimaginable, tu vida es un tesoro invaluable para Él.
Deja de menospreciarte y compararte con los demás porque tu vida es única e incomparable. Confía en Dios y prepárate para ver cómo tu lado del camino empieza a florecer.
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