Tomado de: Devocionales
Por María Lozano
Vosotros también, hijos de Sión, alegraos y gozaos en Jehová, vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía, como al principio.
Joel 2:23Como creyentes, por años lo hemos leído en la Palabra y escuchado desde los púlpitos. Por tanto tiempo hemos estado observando el cielo, esperando que suceda, que ya tenemos calambres en nuestros cuellos espirituales. Hemos tenido esta imagen mental de Dios derramando su Espíritu desde un enorme cántaro celestial encima de nosotros.
Pero, ¿sabe qué? Hemos estado mirando en la dirección equivocada. Los cántaros que Dios va a usar para verter su poder están aquí en la tierra. Jesús lo explicó así. "El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior brotarán ríos de agua viva." (Juan 7:38 ).
El torrente del tiempo final que hemos estado esperando va a estar compuesto de aguas vivas que se derramarán de los creyentes. El Espíritu Santo dentro de nosotros será la fuente de todas las señales, maravillas y milagros que los profetas anunciaron. Cuando comencemos a orar con fervor la oración de intercesión, el derramamiento de ese poder comenzará a fluir.Zacarías 10:1 dice: "Pedid a Jehová lluvia en la estación tardía. Jehová hará relámpagos, y os dará lluvia abundante y hierba verde en el campo a cada uno".
Nuestras oraciones intercesoras son las que liberarán el gran derramamiento del Espíritu de Dios. Al comenzar a unirnos y clamar a Dios, los ríos de agua viva en cada uno de nosotros se unirán y llegarán a ser una inundación de poder espiritual en la tierra.
Así que pida y ore por una fuerte inundación del Espíritu Santo. Interceda por el derramamiento. Haga de este diluvio de poder espiritual una prioridad en su vida de oración. ¡Gloria a Dios, ya ha empezado a llover!
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