"El último tren de llya"

 Tomado de:Ankor Inclán

Por María Lozano

Ilya tenía 72 años y una costumbre inquebrantable: cada domingo por la mañana, caminaba hasta la estación de tren de su ciudad en Ucrania, se sentaba en el banco del andén número 3 y observaba cómo partían los trenes.
No viajaba. Solo miraba.
—¿A dónde va hoy, señor Ilya? —le preguntaba cada semana Nikita, el joven encargado de la estación.
—A los recuerdos —respondía siempre, con una media sonrisa.
Nadie sabía por qué lo hacía. Algunos decían que era por nostalgia, otros pensaban que simplemente estaba solo. Pero lo cierto era que Ilya había sido maquinista durante más de 40 años, y cada locomotora que veía partir le recordaba quién fue.
Un día, mientras estaba sentado en su banco, una niña de unos 8 años se sentó a su lado.
—¿Te gustan los trenes? —preguntó Ilya.
—Me encantan. Quiero ser conductora de tren cuando sea grande.
Él la miró sorprendido.
—¿Y cómo te llamas?
—Sofía.
—Encantado, Sofía. Yo fui maquinista durante mucho tiempo.
Los ojos de la niña brillaron.
—¿En serio? ¿Y conducías trenes de verdad?
—De los que olían a carbón y a hierro caliente. De los que te hacían temblar los huesos al arrancar.
Desde ese día, Sofía comenzó a visitarlo cada domingo. Se sentaban juntos, y él le contaba historias: del tren que cruzó Siberia con la nieve hasta el pecho, del vagón en el que nació un bebé en medio de la noche, o del último viaje antes de retirarse, cuando supo que ya no volvería a conducir.
—¿Y por qué ya no manejas trenes? —preguntó un domingo..

Remordimientos

 Tomado de: Hostilio Macias

Por María Lozano

Porqué sentir remordimientos,
cuándo te cobija la razón,
cuándo actúas con justicia,
con bondad, con ilusión,
y en cada cosa que haces
¡dejas parte de tu vida
y un pedazo de tu corazón!.
Porqué sentir tristeza,
confusión o compasión,
si abrigas la esperanza
de que para todos
¡haya un mundo mejor!..

El gran milagro...

 Tomado de: Palabra de Vida

Por María Lozano

Este es el gran milagro para los seres humanos, que antes estábamos viviendo lejos de Dios , pero El permitió que lo buscáramos y ahora estamos intentando , aprendiendo , tratando de caminar junto a El y sus mandamientos , pasamos de un corazón de piedra a un corazón de carne que obedece a Su Creador
• Efesios 4:24 y os vistáis del nuevo hombre, el cual, en la semejanza de Dios, ha sido creado en la justicia y santidad de la verdad.
• Romanos 6:4 Por tanto, hemos sido sepultados con El por medio del bautismo para muerte, a fin de que como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida..

Nunca es tarde...

 Tomado de: German Bocco

Por María Lozano

Carmen Luján, 82 años, llevaba dos décadas viuda. Sus hijos la visitaban los domingos, le llevaban flores y siempre le recordaban que debía “cuidarse mucho y no hacer locuras”. Pero Carmen seguía sintiéndose viva, con un corazón que aún latía fuerte.
En el mismo barrio vivía Eduardo Molina, 85 años, un hombre discreto que había pasado su vida como maestro de literatura. Se habían conocido en el centro cultural, compartiendo clases de lectura. Al principio eran simples compañeros, pero poco a poco, entre poemas y cafés, surgió algo más.
Una tarde, mientras paseaban por el parque, Carmen se detuvo frente a una fuente.
—Eduardo —dijo, con la voz temblorosa—, no sé si a nuestra edad tiene sentido hablar de amor…
Él la miró con ternura y tomó su mano.
—El amor nunca pregunta por la edad, Carmen. Aparece, y solo los valientes se atreven a aceptarlo.
Comenzaron a verse cada día, con discreción. Pero había un obstáculo: sus hijos. Los de Carmen temían que alguien quisiera aprovecharse de ella. Los de Eduardo pensaban que “ya no estaban para esas cosas”.
—Nos tratan como si fuéramos porcelana —se quejó Carmen una tarde—. Pero aún somos de carne y hueso, Eduardo..
Él rió suavemente.
—Pues démonos el lujo de una última locura.
Entonces nació la idea: casarse en secreto. Nada de ceremonias grandes ni permisos familiares. Solo ellos, el cura de una pequeña iglesia olvidada y dos testigos improvisados.
El día elegido amaneció soleado. Eduardo apareció con un traje azul marino que había guardado de su jubilación. Carmen, con un vestido sencillo color marfil y un ramo de margaritas comprado en la floristería del barrio.
—Estás preciosa —le dijo Eduardo al verla—. Pareces una novia de veinte.
—Y tú un galán de cine —respondió ella, sonrojándose como una adolescente.
En la capilla de San Roque apenas había una decena de bancos de madera. Los únicos presentes fueron la señora del estanco, amiga de Carmen, y un antiguo alumno de Eduardo que casualmente había pasado por allí. El cura, sorprendido al ver a dos ancianos tan decididos, sonrió con complicidad.
—Hijos, ¿están seguros de este paso?
—Padre, nunca he estado más segura —contestó Carmen con firmeza.
—Y yo llevo ochenta y cinco años esperando encontrar esta certeza —añadió Eduardo.
Cuando pronunciaron el “sí, quiero”, sus voces se quebraron, pero en sus ojos brillaba una juventud que no se había marchitado. Al intercambiar anillos —dos simples sortijas de plata—, Carmen susurró:
—Nos robaron la juventud, Eduardo, pero no nos robarán este presente.
Él le apretó la mano.
—A partir de hoy, nadie más decide por nosotros.
Al salir de la iglesia, el sol caía sobre sus hombros. Caminaron por la calle empedrada como dos recién casados que huían de la rutina. Se detuvieron en un bar y pidieron vino y tortilla. El camarero, al verlos reír como adolescentes, preguntó:
—¿Qué celebran, abuelos?
—Nuestra boda —contestó Eduardo, guiñando un ojo.
El joven estalló en carcajadas, pensando que era una broma. Pero ellos se miraron cómplices: su secreto quedaba entre esas paredes y el cielo.
Esa noche, en la pequeña casa de Carmen, encendieron una vela y cenaron sopa y pan. No hubo lujos ni orquesta, pero mientras brindaban con dos copas desiguales, Eduardo dijo:
—Este es el comienzo de nuestra eternidad.
Y Carmen, con lágrimas resbalando por las arrugas, respondió:
—Gracias por recordarme que la vida no se mide en años, sino en momentos como este.
En su diario, Carmen escribió:
“Hoy rompimos todas las reglas. Hoy descubrí que nunca es tarde para volver a decir ‘sí, quiero’.”

Díselo a la Iglesia

 Tomado de: Alfonso De Caro

Por María Lozano

Si tu hermano o hermana peca, ve y repréndele su falta, solo entre ustedes dos. Si te escucha, lo habrás convencido. Pero si no te escucha, llama a uno o dos más, para que todo asunto quede establecido por el testimonio de dos o tres testigos. Si aún se niega a escuchar, díselo a la iglesia; y si se niega a escuchar incluso a la iglesia, trátalo como a un pagano o a un recaudador de impuestos. Mateo 18:15-17.
Estas son las palabras de Jesús y no pueden ignorarse. Él está lidiando con una situación en la que el pecado no ha sido reconocido. La manera normal de manejar el pecado en nuestras vidas es juzgarlo nosotros mismos y detenerlo. Cuando esto sucede, no se requiere nada más. Pero nuestro Señor está lidiando con aquellos casos en los que no nos juzgamos a nosotros mismos. Esto está dirigido a todos los cristianos y debe suceder constantemente entre los creyentes..

Solo

 Tomado de: Guillermo Rosales Medellín

Por María Lozano

Me apartaré de la sociedad como barco en alta mar.
No es por cobardía, sino por esa misma valentía de soportarlo.
Como esa mesa que se queda sola, después, inclusive de las sobremesas.
Como la cama después de hacer el amor, inundada de todas las fragancias y aromas corpóreos.
Me quedaré solo como cuando me visita el insomnio...

Honestidad..

 Tomado de: Empty Mind

Por María Lozano

Me echaron cuando cumplí 55 años. Y como despedida, repartí rosas a cada compañero, mientras a mi jefe le dejé sobre el escritorio una carpeta con los resultados de una auditoría secreta que había hecho por mi cuenta.
—María, tendremos que prescindir de ti —dijo don Ramón con esa voz melosa que siempre usaba cuando venía una puñalada disfrazada de cariño.
Se acomodó en su sillón de cuero, entrelazó los dedos sobre la barriga y añadió:
—La empresa necesita aire nuevo, sangre fresca. Tú lo comprendes, ¿verdad?
Lo miré fijamente: rostro bien cuidado, la corbata costosa que yo misma lo había ayudado a elegir en la última cena corporativa. ¿Entender? Claro que entendía. Los accionistas estaban reclamando una auditoría independiente, y él necesitaba apartar de su camino a la única persona que conocía a fondo la verdad: yo.
—Entiendo —contesté serena—. ¿Ese aire fresco es Lucía, la recepcionista que confunde el debe con el haber, pero tiene 22 años y celebra todas tus bromas?
Su gesto se endureció.
—No es cuestión de edad, María. Es tu método… ya está pasado. Necesitamos un “salto”.
Esa palabra llevaba repitiéndola meses. Yo había construido esa empresa junto a él, desde los días en que trabajábamos en una oficina húmeda con paredes desconchadas. Y ahora, que todo brillaba, yo ya no combinaba con la decoración.
—Está bien —me levanté con calma, aunque por dentro me helaba—. ¿Cuándo debo dejar mi mesa?
No era la escena que esperaba. Quería lágrimas, súplicas, algún escándalo. Algo que lo hiciera sentir vencedor.
—Hoy mismo, si deseas. Recursos humanos ya prepara los documentos. Todo legal, tu indemnización incluida..

Nunca es tarde...

 Tomado de:Ancor Inclán

Por María Lozano

Clara Estévez, 67 años, había perdido a su marido hacía más de una década. Desde entonces, su vida transcurría entre la rutina del mercado, los paseos al parque y las llamadas de sus hijos, que ya vivían lejos. No esperaba sorpresas; a su edad, pensaba, las emociones fuertes eran para los jóvenes.
Pero todo cambió una tarde en la estación de tren de Atocha, en Madrid.
Clara estaba sentada en un banco, leyendo un libro viejo de Benedetti, cuando escuchó una voz a su lado:
—Perdona, ¿ese libro no es La tregua?
Alzó la vista. Un hombre alto, de cabello blanco y sonrisa tímida la observaba.
—Sí —respondió ella, cerrando el libro con cuidado—. ¿Lo conoces?
—Lo leí hace cuarenta años. Nunca lo olvidé. Me llamo Rafael Aguilar.
Clara no supo por qué, pero algo en esa presentación sencilla le removió el alma. Se quedaron conversando, primero del libro, después de trenes, de música, de la vida. El tiempo pasó tan rápido que casi olvidaron los destinos que los esperaban..

Será la canción

 Tomado de: Guillermo Rosales Medellín

Por María Lozano

Será porque tú estás a mi lado,
pero veo muy bella a la luna.
Será noviembre, el otoño.
No. Es porque tú estás a mi lado.
Ojalá que la única distancia
que existiera, fuera para contar
cuántos besos nos daríamos
el día que estuviéramos juntos.
Se escucha una canción,
creo, es nuestra canción.
Qué bonita canción.
Es la culpable de mi melancolía.
Me aferro a las cosas bellas.
Sin cuestionamientos.
La vida siempre es justa..

Princess

 Tomado de: Guillermo Rosales Medellín

Por María Lozano


Era inevitable no sentirse en el paraíso estando a su lado, los días parecían de 217 horas y la noche era utópica e inacabable. Su risa, la más bella que jamás antes vi..

Dos vidas encontradas

 Tomado de: Ankor Inclán

Por María Lozano

Carmen Estévez tenía 82 años y, cada mañana, caminaba despacio hasta el parque de su barrio en Sevilla. Siempre llevaba un sombrero de ala ancha y una bufanda de lana tejida por sus nietas. Le gustaba sentarse en el mismo banco, bajo un plátano de sombra, a mirar cómo los niños corrían y cómo las palomas se disputaban las migas de pan.
Una mañana de invierno, mientras ajustaba su bufanda, un hombre mayor se acercó con paso lento, apoyado en un bastón. Era Don Ernesto Romero, de 85 años, viudo desde hacía más de una década.
—¿Le molesta si me siento? —preguntó, con voz grave y educada.
—Claro que no —contestó Carmen, haciéndose un lado.
Y así, sin proponérselo, empezó una rutina. Día tras día, Ernesto y Carmen coincidían en aquel banco. Primero hablaban de cosas sencillas: el clima, las flores del parque, los precios de la fruta en el mercado. Pero poco a poco, las conversaciones fueron creciendo..

Vio a su mamá mayor de edad como vagabunda...

 Tomado de: Reflexiones, Poesías y Escritos

Alba Cristina Patiño

Por María Lozano

Vio a su mamá mayor de edad como vagabunda… y su esposa millonaria le pidió que no interfiriera
Una historia real de redención, donde el amor por una madre venció al orgullo, las apariencias y la riqueza vacía
Ricardo Ortega había construido un imperio. Dueño de hoteles de lujo, residencias en tres países y acciones en empresas tecnológicas, pocos podían imaginar que aquel hombre que firmaba contratos millonarios con una sonrisa impecable alguna vez había dormido sobre un colchón en el suelo de un cuarto alquilado. Y menos aún, que había sido criado por una mujer que limpiaba casas ajenas con las manos llenas de grietas y la espalda encorvada por años de lucha: Carmen.
Pero como ocurre con tantos que triunfan, Ricardo dejó atrás no solo el pasado, sino también a quienes lo sostuvieron en sus días más grises.
Durante años, ocultó a su madre bajo el pretexto de “protegerla del escándalo”, aunque en el fondo era él quien temía el juicio de su círculo social — y más aún, el de su esposa, Mariana, una mujer hermosa, elegante, implacable. Mariana nunca conoció a Carmen, y no por falta de oportunidad, sino por decisión firme: “Lo que importa es hacia dónde vas, no de dónde vienes,” le decía siempre a Ricardo. Y él, débil ante su mirada crítica, aceptó esa narrativa… hasta que fue demasiado tarde.
Una tarde cualquiera, Ricardo salió del club privado donde había almorzado con un inversor japonés. Su chofer se retrasó por el tráfico, así que decidió caminar por una calle lateral para esperar. Y entonces la vio.
En una esquina, envuelta en una manta raída, sentada sobre cartones y con la mirada perdida, estaba ella. Su madre. Carmen.
El mundo se detuvo.
El aire dejó de moverse. El ruido se volvió lejano. Solo quedó la imagen de aquella mujer que alguna vez le cantó nanas cuando tenía fiebre, que se quitaba el pan de la boca para dárselo a él. Ahora estaba allí, invisible para el mundo… menos para él.
Su primer impulso fue correr y abrazarla. El segundo, mirar alrededor. ¿Y si alguien lo veía? ¿Y si esa imagen llegaba a las redes sociales? ¿Y si Mariana lo descubría?
La culpa lo carcomía. Pero volvió a su casa esa noche y le contó todo a su esposa. Mariana no se inmutó. “No interfieras. Tú no eres responsable de los errores de esa mujer. Ella eligió su destino. Nosotros tenemos una imagen que cuidar.”
Esa frase, “una imagen que cuidar”, lo persiguió toda la noche.
La mañana siguiente, Ricardo regresó a la esquina. Carmen seguía allí. Se acercó lentamente. La llamó con voz temblorosa:
—Mamá… soy yo.
Ella lo miró con ojos nublados por el tiempo, pero en ellos aún vivía el amor. No dijo nada. Solo lloró. Y Ricardo lloró con ella..

"El matrimonio es como un zapato"

 Tomado de: German Bocco

Por María Lozano

Si te queda grande… lo arrastras.
Si te queda chico… te lastima.
No es algo que puedas quitarte cuando quieras. No es solo “me lo pongo y ya”.
Por eso pensé que valía la pena escribir esto, para quienes aún no se han calzado.
Queridos solteros, si estás por “comprarte un zapato”… es decir, casarte… piensa en esto:
1. APARIENCIA FÍSICA.
No busques lo más bonito. Ni lo más caro. Ni lo más llamativo.
Busca lo que te quede.
Lo que esté hecho para ti.
No todos los guapos, exitosos o “ideales” encajan contigo.
No todas las mujeres bellas son para ti.
Busca a quien camine a tu ritmo.
Que esté hecho de los mismos valores que tú.
No es solo cuestión de gusto… es cuestión de fondo.
2. POSICIÓN..

Bonita historia

 Tomado de: German Bocco

Por María Lozano

En el barrio de San Telmo, donde las calles de adoquines guardan secretos de siglos y los balcones respiran tango, Elena Suárez, una costurera de 67 años, vivía rodeada de retales de tela y recuerdos. Había enviudado hacía más de una década, y desde entonces, su mundo se había reducido a su máquina de coser, su gata Mimí y los paseos matinales al mercado.
Una mañana de otoño, mientras limpiaba el viejo arcón que perteneció a su madre, encontró un sobre amarillento, sin abrir, escondido entre papeles antiguos. La tinta desvaída revelaba un remitente: Martín Álvarez.
El corazón de Elena se aceleró. Martín había sido su primer amor, un joven poeta con el que compartió veranos enteros escribiendo en los muros y soñando con recorrer el mundo. La vida los separó: él partió a España buscando oportunidades, y ella se quedó cuidando a sus padres enfermos. Nunca volvieron a verse.
Con manos temblorosas, abrió la carta.
“Querida Elena,
Si alguna vez lees esto, es porque no tuve valor de decírtelo en persona. No me fui porque quisiera. Me fui porque tu padre me lo pidió. Me dijo que yo no tenía futuro, que no podía darte la vida que merecías. Y aunque dolió más que nada en el mundo, acepté. Siempre estarás en mis versos, siempre serás mi hogar perdido.”
Las lágrimas de Elena mancharon el papel. No era el abandono lo que la había separado de Martín, sino un silencio impuesto. De pronto, comprendió que había vivido más de la mitad de su vida sin saber la verdad.
Esa misma tarde, con el coraje que solo da la edad, buscó en internet el nombre de Martín Álvarez. Descubrió que era un escritor retirado que residía en Granada, España. Su corazón volvió a latir como en la adolescencia.
Después de días de dudas, decidió enviarle un correo electrónico sencillo:
“Martín, encontré tu carta. Han pasado 45 años, pero aún recuerdo cómo sonaba tu risa en las calles de San Telmo. —Elena.”
La respuesta llegó al día siguiente:
“Elena, mi Elena… pensé que nunca volvería a saber de ti. Si la vida me da un último regalo, que sea volverte a ver.”.

A modo de pregón

 Tomado de: Guillermo Rosales Medellín

Por María Lozano

Lo gritaré a los diecisietes vientos
Bajo el fondo del mar
A la hora del chaparrón
O cuando más arda el sol
Desde la montaña más grande
Y del edificio más alto
Desgañitare mi garganta y diré cuánto te amo
A modo de pregón
O de una canción.

De ciudades sin tardes

 Tomado de: Guillermo Rosales Medellín

Por María Lozano

Día lluvioso.
De calles empapadas.
El cielo todo es gris.
Del mismo color llevo el alma.
Hoy nada brilla.
Tal pareciera que es mi color favorito.
Por supuesto con sus matices.
Pero ahora,
Lo disfruto como nunca..

Una mujer completa

 Tomado de: Daniel Dueñas- Reflexiones

Roch Dguez Jyzuz

Por María Lozano

Que nadie haya sido tan afortunado de darse cuenta la mina de oro que tú eres, no significa que brilles menos.
Que nadie haya sido lo suficientemente inteligente para darse cuenta que mereces estar en la cima, no te detiene para lograrlo.
Que nadie se haya presentado aún para compartir tu vida, no significa que ese día está lejos.
Que nadie haya notado los avances en tu vida..., no te da permiso para detenerte.
Que nadie se haya dado cuenta la hermosa mujer que tú eres, no significa que no seas apreciada.
Que nadie haya venido a alejar la soledad con su amor, no significa que debas conformarte con lo que sea..

"Ella siempre ella"

 Tomado de: Enamorado de la Luna

Por María Lozano

Siempre habrá motivos
Para escribirle a ella
Inspiración del poeta
Luna maravillosa
Que la rosa te acompaña
Para que brilles
Cómo ninguna....

Cuándo te miré

 Tomado de: Poeta enamorado de la Luna

Por María Lozano

Cuándo te miré, supe que no había
retorno en un instante, te ofrecí
el alma entera cómo se entrega
una flor al primer rayo de sol.
Con suavidad, mis manos encontraron
tu cuerpo, como si lo hubieran conocido
siempre recorrieron tus formas esculpidas
por el tiempo, y él deseo y se quedaron
ahí aprendiendo el lenguaje de tu piel.

"La mujer más bonita"

 Tomado de:Reflexiones para ti 

Por María Lozano

La mujer más bonita del mundo no es la que aparece en las revistas ni la que encaja en los moldes que inventaron otros.
Es la que anda descalza en casa, con el cabello recogido a la carrera, despeinada o con afro, con rizos, con lacio, con lo que se le antoje… y aun así desborda seguridad.
Es la que sonríe antes de mirarse al espejo porque aprendió que la vida pesa menos cuando se ríe primero.
La que se acuesta tarde, repasando conversaciones que no volverán, batallas que solo ella entiende y lágrimas que nadie vio.
Esa mujer que no se da cuenta de que hasta la primavera se le queda mirando con celos, que el sol parece opacarse un poco a su paso y que las estrellas fugaces envidian la chispa de sus coqueteos.
La más bonita del mundo no sabe que ha erizado más pieles de las que ha tocado, que hace temblar el piso aunque ella tiemble de miedo, que despierta deseos y sonrisas que nunca imaginó.
Es ternura y rebeldía, inocencia y pasión, dulzura y fuego..

Guitarra y poesía

 Tomado de: Poeta enamorado de la luna

Por María Lozano

Tarde vestida de sol
mi pelo suelto ondulaba
maquillaje sin color
y mi alma despedazada.
En mi mirada cansada
detuvo el tiempo una voz:
las cuerdas de una guitarra
que mi paso conquistó..

"La casa del árbol"

 Tomado de: Ankor Inclán

Por María Lozano

El viejo nogal estaba torcido, pero aún se mantenía en pie en medio del patio de la escuela rural de San Bartolo. Nadie recordaba cuándo lo habían plantado, pero todos coincidían en que era “más viejo que el director”.
Miguel, el conserje, lo cuidaba como si fuera un abuelo de madera. Cada otoño recogía sus hojas con paciencia y, en primavera, revisaba que las ramas no tuvieran clavos oxidados de antiguos columpios o tablones olvidados.
—Este árbol ha visto más recreos que todos nosotros juntos —solía decir.
Un día, en la primera semana de clases, llegó Valeria, una niña de nueve años recién mudada al pueblo. No hablaba mucho y siempre se quedaba en una esquina del patio, dibujando sola en su cuaderno. Miguel lo notó.
—¿No juegas con los demás? —le preguntó.
—No me conocen —respondió sin levantar la vista—. Y no sé si quiero que me conozcan.
Miguel no insistió, pero esa misma tarde comenzó a trabajar en algo. Usó tablones viejos, cuerdas y herramientas prestadas. Cada día, después de que los niños se iban, subía al nogal y añadía un nuevo detalle: una barandilla, una ventanita, un pequeño banco.
Al cabo de una semana, había construido una pequeña casa del árbol, oculta entre las ramas más bajas.
Cuando Valeria llegó una mañana, Miguel la llamó:
—Quiero enseñarte algo.
Ella lo siguió con cierta desconfianza. Al ver la puerta de madera encajada entre las ramas, se quedó sin palabras.
—Es para ti… si quieres —dijo él—. Aquí puedes dibujar, leer, o simplemente pensar. Nadie subirá sin tu permiso.
Valeria entró, dejó su cuaderno sobre el banco y miró por la ventana redonda. Desde allí, el mundo parecía diferente: más pequeño, más seguro.
Poco a poco, comenzó a invitar a otros niños. Primero a una compañera que le prestó un lápiz de colores. Luego a un niño que le enseñó a hacer aviones de papel. La casa del árbol se convirtió en un pequeño refugio de amistad.
Un día, una tormenta golpeó el pueblo con fuerza. Las ramas del nogal se agitaban como si quisieran arrancarse. Miguel, preocupado, corrió al patio para asegurarse de que la casa resistiera.
Valeria apareció empapada.
—¿Está bien? —preguntó, casi gritando entre el viento.
—Creo que sí, pero mejor no subas.
Cuando la tormenta pasó, la casa seguía allí, aunque una parte del techo se había roto. Miguel suspiró aliviado, pero antes de que pudiera repararla, los niños de la escuela se organizaron. Cada uno trajo algo: cartones, telas, pintura, cuerdas. Entre todos, reconstruyeron el refugio.
En la pared, pintaron una frase que Valeria escribió con letra firme:
“Aquí siempre hay lugar para uno más.”
Con los años, la casa del árbol vio pasar muchas generaciones. Miguel envejeció, y Valeria creció, se fue a la ciudad y se convirtió en arquitecta..

El resto de la historia

 Tomado de: Alfonso De Caro

Por María Lozano

En mi libro anterior, Teófilo, escribí acerca de todo lo que Jesús comenzó a hacer y a enseñar… Hechos 1:1.
Mucha gente cree que la encarnación de Jesucristo comenzó en la primera Navidad y terminó cuando Jesús fue llevado a las nubes. Pero, de hecho, ese fue solo el comienzo de la encarnación de Cristo. El proceso de la encarnación aún continúa.
El plan de Dios para alcanzar y sanar un mundo quebrantado siempre ha implicado la encarnación. La palabra encarnar significa tomar forma corporal. Cuando Dios decidió demostrar a la humanidad su amor y la nueva vida que nos ofrecía, lo hizo encarnándose: tomando nuestra forma, compartiendo nuestra experiencia humana y viviendo entre nosotros. Dios se hizo carne y habitó entre nosotros. Jesucristo fue la encarnación de Dios, el Dios-hombre, Dios hecho hombre.
Pero cometemos un gran error si pensamos que la encarnación terminó con la vida terrenal de Cristo. La vida de Jesús aún se manifiesta en la tierra, pero ya no a través de un solo cuerpo físico, limitado a una ubicación geográfica. Hoy, el cuerpo de Cristo realiza la obra de Cristo en todo el mundo. Es una entidad corporativa, compuesta por millones de personas como tú y yo. Este cuerpo se llama la iglesia.
El escritor de Hechos, el Dr. Lucas, le cuenta a un joven llamado Teófilo que ya había registrado en su primer relato (el Evangelio de Lucas) todo lo que Jesús comenzó a hacer y enseñar. En Hechos, la continuación de su Evangelio, Lucas continúa el relato de la obra de Jesús entre la humanidad; sin embargo, ¡Jesús mismo solo aparece en los primeros once versículos de Hechos! Más tarde, Jesús asciende al cielo. Sin embargo, la historia de su obra en la tierra continúa durante veintiocho capítulos más. ¿Cómo es posible? Porque el resto de Hechos es la historia de la obra de su nuevo cuerpo, ¡la iglesia! Cuando vive en y por el Espíritu, la iglesia es nada menos que la extensión física de la vida de Jesús al mundo entero. La vida física de Jesús comenzó en el momento en que una virgen judía llamada María concibió, y ha continuado sin interrupción hasta el momento en que usted lee esta página: ¡más de dos mil años! Lo que ocurrió a pequeña escala en Judea y Galilea hace veintiún siglos continúa hoy a escala mundial, permeando todos los niveles de la sociedad y todos los aspectos de la vida humana. Una vez que descubrimos y nos aferramos a esta asombrosa verdad para nuestra vida, nuestra perspectiva se transforma profundamente. Nuestra relación con Dios se vuelve dinámica. Nuestras vidas se vuelven poderosamente eficaces para Dios..

Cita inolvidable

 Tomado de: Ankor Inclán

Por María Lozano

En el barrio de San Isidro, entre callejones empedrados y balcones llenos de bugambilias, vivía Don Salvador. Tenía 84 años y un pequeño café al que llamaba La Esquina del Tiempo. No era un negocio próspero, pero tampoco lo necesitaba: aquel lugar era su refugio y su puente hacia el pasado.
Cada mañana, Salvador abría las puertas antes de que el sol se asomara. El aroma del café recién molido se mezclaba con el de la leña húmeda que usaba para calentar el agua. En una mesa junto a la ventana, siempre había una taza lista. No para un cliente… sino para su esposa, Clara, que había partido hacía 12 años.
—Si no la preparo, parece que el día no empieza —decía, acariciando el borde de la taza vacía.
Los jóvenes del barrio lo visitaban para escuchar sus historias: cómo conoció a Clara en una fiesta del pueblo, cómo ahorraron durante años para abrir el café, cómo ella dibujaba flores en las paredes y servía las galletas con una sonrisa que podía calmar cualquier tristeza..

Tu persona...

 Tomado de: Sonríe la vida es bella

Por María Lozano

A veces, en medio del ajetreo diario, de las preocupaciones que nos envuelven o simplemente de la rutina, se nos olvida. Se nos olvida que, en algún rincón del mundo, o quizás muy cerca, hay alguien cuyo día es un poco más brillante, un poco más fácil, un poco más lleno de alegría, simplemente porque tú existes.
No necesitas hacer grandes gestos ni realizar hazañas extraordinarias. Tu simple presencia, tu forma de ser, tu risa, tu apoyo silencioso, incluso tus imperfecciones, son un regalo para alguien. Quizás esa persona no te lo dice todos los días, o quizás tú no te das cuenta de la magnitud de tu impacto, pero está ahí..

"Ganamos juntos"

 Tomado de: Recetas favoritas

Por María Lozano

No viajaron por el mundo
No tenían un auto nuevo ni una casa grande.
Pero tenían un sueño:
Ver graduarse a sus cuatro hijas.
La madre se entregó para que nunca les faltara nada.
El padre trabajaba el doble. A veces, apenas tenía tiempo para ver el atardecer.
Mientras tanto, las niñas crecieron juntas.
Compartiendo libros, ropa... y también el mismo sueño:
Emocionar a sus padres el día de la graduación..

Poesía breve

 Tomado de: Guillermo Rosales Medellín

Por María Lozano

Breve y hermosa.
Hermosa y eterna.
Eterna y sutil
Sutil y sencilla.
Sencilla y envuelta.
Envuelta de belleza.
Belleza que inicia contigo.
Contigo finalizo el día.,

Cuando no había nada...no había nadie

 Tomado de:Susana Rangel

Por María Lozano

Ella vivía sola en una casa vieja.
Puertas que rechinaban, goteras, y un jardín que crecía salvaje.
Tenía hijos, sobrinos, primos… pero nadie la visitaba.
En Navidad, comía sola.
En su cumpleaños, nadie llamaba.
En el hospital, solo escuchaba su propio nombre en boca de las enfermeras.
Pero un día… todo cambió.
Murió..

Amor implacable

 Tomado de: Alfonso De Caro

Por María Lozano

POR FAVOR LEE LA ESCRITURA: JUAN 13.31-35.

Un nuevo mandamiento les doy: Ámense los unos a los otros. Como yo los he amado, ámense también ustedes. En esto todos sabrán que son mis discípulos: si se aman los unos a los otros. Juan 13:34-35.
La marca suprema de la vida de Jesucristo en el cristiano es, por supuesto, el amor. Un amor que acepta a los demás como son. Un amor compasivo y perdonador. Un amor que busca sanar malentendidos, divisiones y relaciones rotas. Este amor nunca se manifiesta mediante la rivalidad, la avaricia, la ostentación, la indiferencia ni el prejuicio. Es todo lo contrario a los insultos, las calumnias, la terquedad y la división. Aquí descubrimos la fuerza unificadora que permite a la iglesia llevar a cabo su propósito en el mundo: el amor cristiano. ¿Cómo reflejamos la santidad de Dios? ¡Con nuestro amor! ¿Cómo revelamos la gloria de Dios? ¡Con nuestro amor! ¿Cómo damos testimonio de la realidad de Jesucristo? ¡Con nuestro amor!
El Nuevo Testamento dice muy poco sobre la participación cristiana en la política, la defensa de los valores familiares, la promoción de la paz y la justicia, la oposición a la pornografía o la defensa de los derechos de este o aquel grupo oprimido. No digo que los cristianos no deban preocuparse por estos temas. Obviamente, no se puede tener un corazón lleno de amor por los seres humanos y no preocuparse por estas cosas. Pero el Nuevo Testamento dice relativamente poco al respecto porque Dios sabe que la única manera de resolver estos problemas y sanar las relaciones rotas es introduciendo una dinámica totalmente nueva en la vida humana: la dinámica de la vida de Jesucristo.
La vida de Jesucristo es lo que los hombres y las mujeres verdaderamente necesitan. La eliminación de la oscuridad comienza con la llegada de la luz. La eliminación del odio comienza con la llegada del amor. La eliminación de la enfermedad y la corrupción comienza con la llegada de la vida. Debemos comenzar con la llegada de Cristo, pues ese es el llamado al que hemos sido llamados.
El Evangelio germinó en un clima social muy similar al nuestro: una época de injusticia, división racial, malestar social, delincuencia desenfrenada, inmoralidad desenfrenada, incertidumbre económica y temor generalizado. La iglesia cristiana primitiva luchó por sobrevivir bajo una persecución tan implacable y asesina que supera nuestra capacidad de imaginar. Pero la iglesia primitiva no veía su vocación como la de luchar contra la injusticia y la opresión, ni la de exigir sus derechos. La iglesia primitiva veía su misión como la de reflejar la santidad de Dios, revelar su gloria y dar testimonio de la realidad de Jesucristo mediante un amor inquebrantable, tanto hacia dentro como hacia fuera de la iglesia.
POR FAVOR ORA CONMIGO
Padre mío y Dios mío, mantenme enfocado en reflejar las cualidades de carácter que me ha dado la vida de Cristo en mí. Ayúdame a mostrar amor infinito a todos. En tu amor Jesús. Amén.
Aplicación de vida
¿Es mi primera prioridad amar y actuar como Jesús antes los demás?
Te bendigo en nombre de nuestro Señor Jesucristo. Un fuerte abrazo.

Nigromante

 Tomado de: Guillermo Rosales Medellín

Por María Lozano

No me pidas que haga magia,
no soy taumaturgo.
Aunque con mi imaginación,
te puedo llevar a París, ida y vuelta,
en diecisiete minutos.
O quizá charlar en una nube..

Cuando tu mamá envejezca

 Tomado de: Mamá te cuida

Por María Lozano



Cuando tu mamá envejezca,
cuando esos ojos que antes brillaban ya no puedan ver el mundo con la misma nitidez,
y sus pies cansados ya no la sostengan con facilidad,
bríndale tu apoyo y acompáñala con cariño y alegría.
Llegará el momento en que, con el corazón apretado, la acompañarás en su despedida final.
Si te busca con palabras, respóndele con paciencia y amor..

Sigo valiosa...

 Tomado de: Gabriel García Márquez

Pensamientos Any

Por María Lozano

Existe un temor del que pocos se atreven a hablar, pero que todos llevamos dentro. No se relaciona con las arrugas, el bastón ni la soledad. Es ese otro miedo: el de envejecer en un cuerpo que ya no responde como antes. Tememos no poder levantarnos sin ayuda, llegar al baño solas, depender de otros. A veces, en silencio, reflexiono sobre qué pasará si un día no puedo hacerlo sola. Si la mano me tiembla, los pinceles se escapan, la memoria me juega malas pasadas y olvido el café hirviendo, los nombres o incluso quién soy. No deseo que me miren con lástima, sino con respeto. Aunque el cuerpo se apague lentamente, el alma permanece viva y clara. Ser mujer, valiente y digna no desaparece solo porque el cuerpo deje de obedecer. Sin embargo, duele ver cómo a los ancianos se les trata como si estorbaran o como niños torpes. Ese también es un miedo: no solo depender, sino que nos vean como una carga. Por eso, mientras pueda, me levanto, preparo mi café, seco mis lágrimas, me doy un abrazo y me repito que sigo valiosa..

Para alabanza de su gloria

 Tomado de: Alfonso De Caro

Por María Lozano

POR FAVOR LEE LA ESCRITURA: EFESIOS: 1.7-14.
En él asimismo fuimos escogidos, habiendo sido predestinados conforme al plan del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad, a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo. Efesios 1:11-12.
¡Piensen en eso! La frase «nosotros, los primeros en poner nuestra esperanza en Cristo», se refiere a nosotros, los cristianos, como destinados y designados para vivir para la alabanza de su gloria. La primera tarea de la iglesia no es el bienestar de los seres humanos. Nuestro bienestar es sin duda importante para Dios, pero esa no es la primera tarea de la iglesia. Más bien, hemos sido elegidos por Dios para vivir para su alabanza y gloria, para que a través de nuestras vidas su gloria se revele al mundo.
¿Qué es la gloria de Dios? Es Dios mismo, la revelación de lo que Dios es y hace. El problema con este mundo es que no conoce a Dios. En todas sus búsquedas y deambulaciones, en sus esfuerzos por descubrir la verdad, no conoce a Dios. Pero la gloria de Dios es revelarse, mostrar al mundo cómo es él mismo. Cuando las obras de Dios y su naturaleza se manifiestan a través de la iglesia, él es glorificado. Como escribe Pablo en 2 Corintios: «Porque Dios, que dijo: «De las tinieblas resplandezca la luz», es la luz que resplandeció en nuestros corazones para que nos iluminara el conocimiento de la gloria de Dios manifestada en el rostro de Cristo» (2 Corintios 4:6)..

Los años y las arrugas..

 Tomado de: Paulo Coelho Español

Martha Ortiz Aranda

Por María Lozano

Es una hermosa reflexión sobre el envejecimiento. Es algo positivo y valioso.
Nos recuerda que cada año, cada arruga, cada cabello blanco, son símbolos de la vida vivida, de las experiencias acumuladas y de la sabiduría adquirida. Son en esencia, la historia personal de cada individuo.

La estrategia divina

 Tomado de: Alfonso De Caro

Por María Lozano


POR FAVOR LEE LA ESCRITURA: EFESIOS 4.1-3
Como prisionero del Señor, les exhorto a vivir una vida digna del llamado que han recibido. Sean completamente humildes y mansos; sean pacientes, soportándose unos a otros con amor. Esfuércense por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz. Efesios 4:1-3.
¿Qué dice el apóstol a la iglesia de Éfeso ante tantos clamores desesperados de necesidad humana? ¿Cuál es su respuesta a las súplicas de justicia y alivio de la opresión que lo rodean? Simplemente esto: ¡Viva una vida digna del llamado que ha recibido!
Necesitamos desesperadamente esta exhortación práctica del apóstol. Aquel que nos ha llamado ve la vida con mucha más claridad que nosotros. Ha ideado una estrategia que realmente eliminará la raíz de la oscuridad y la miseria humanas, no solo cubrirá el cáncer del pecado con una curita. Cuando la iglesia es fiel a su llamado, se convierte en un agente sanador en la sociedad, capaz de elevar a toda una nación o a un imperio a un nivel superior de vida sana y plena.
En su monumental historia del mundo, La historia de la civilización, Will Durant compara la influencia de César y la de Cristo. Dice de Jesús: «La revolución que buscaba era mucho más profunda, sin la cual las reformas solo serían superficiales y transitorias. Si pudiera purificar el corazón humano del deseo egoísta, la crueldad y la lujuria, la utopía surgiría por sí sola, y todas esas instituciones que surgen de la codicia y la violencia humanas, y la consiguiente necesidad de ley, desaparecerían. Dado que esta sería la más profunda de todas las revoluciones, al lado de la cual todas las demás serían meros golpes de estado de clases que expulsan a otras clases y las explotan a su vez, Cristo fue, en este sentido espiritual, el mayor revolucionario de la historia»..

Hoy en el día de las mujeres las honro...

 Tomado de: Guillermo Rosales Medellín

Por María Lozano

Viva, Vivan, Vivas las mujeres
Pensantes, dóciles y bellas.
Sus ojos son más bellos que las estrellas.
Importa más su inteligencia y su razón.
Considerando esto, llegarás a su corazón.
Admiradas por hombres.
Acariciadas por caballeros.
Desdeñadas por ilusos.
Golpeadas por patanes..

El fin del principio

 Tomado de: Alfonso De Caro

Por María Lozano

POR FAVOR LEE LA ESCRITURA: HECHOS 28. 30-31
Durante dos años enteros, Pablo se alojó allí en su casa alquilada y recibía a todos los que venían a verlo. Proclamó el reino de Dios y enseñó acerca del Señor Jesucristo con toda valentía y sin impedimentos. Hechos 28:30-31.
Esto es lo que me gusta llamar el fin del principio. El libro de los Hechos es solo el comienzo del registro de la obra del cuerpo de Cristo en el mundo desde su resurrección y ascensión. Es solo el primer capítulo. Hemos llegado a la última página de ese capítulo. El resto del registro se está escribiendo a medida que se desarrolla la historia. Capítulos nuevos y maravillosos se están escribiendo ahora en nuestros días, para finalmente ser incorporados a este relato. Es un gran privilegio y gozo ser parte de este registro divino.
Una de las cosas más impresionantes de esta última sección son las dos últimas palabras. ¿Se fijan en cómo termina el libro de los Hechos? Con la palabra "sin impedimentos". Esto describe la libertad del evangelio. Pablo se veía obstaculizado; seguía encadenado día y noche a un guardia romano. Pero podía recibir a sus amigos. Podía caminar por su casa y su jardín, y podía ministrar y enseñar allí. Pablo nunca se irritó bajo esta restricción. Sus cartas de este período están llenas de gozo y regocijo. Nunca se preocupó por su condición, sino que recibía a todos los que venían y les enviaba cartas de respuesta. Fue durante este tiempo que escribió Filipenses, Efesios, Colosenses y la carta a Filemón. ¡Qué tremendas verdades se exponen en estas cartas, que tuvo tiempo de escribir porque ya no podía viajar al extranjero!
Tú y yo podemos estar agradecidos que Dios lo mantuviera quieto el tiempo suficiente para escribir; de lo contrario, podríamos habernos visto privados de estos grandes mensajes que han cambiado la historia. Aun así, Pablo tuvo que comparecer ante el emperador. Aproximadamente al año siguiente, estalló una gran persecución bajo el despiadado emperador Nerón, una de las más grandes persecuciones que los cristianos hayan experimentado. Pero la Palabra no fue estorbada. No importa la condición de la iglesia, la Palabra de Dios nunca está atada..

Exuberancia

 Tomado de: Guillermo Rosales Medellín

Por María Lozano

La exuberancia de la ciudad
es reservada para ti.
Hace resaltar tu belleza
y yo me siento como si estuviéramos en Parsifal.
Y eso hace sentirme Parsifal,
elegido para ti.
La conciencia es lo contrario de los demás.
No te notan al pasar, solo yo.
Se les nota la infelicidad.
A bocajarro ronda la tragedia,.

Entrada destacada

Haré que te Levantes

 Tomado de:Alfonso De Caro Por María Lozano «Señor Jesucristo, no permitas que la intensidad de esta vida y la rutina diaria, me hagan decae...