Por María Lozano
Lectura: Salmos 41
Mientras conversaba con un amigo que se acababa de enterar de que su cáncer había regresado, hice un comentario sobre su actitud extraordinariamente optimista. Mi amigo contestó diciendo que el Señor siempre da a su pueblo la fortaleza interior que necesita para enfrentar cada prueba.... Comparó lo que el Señor estaba haciendo en su vida con el propietario de un auto que se asegura de que las ruedas tengan suficiente presión de aire como para poder llevar una carga pesada y rodar con seguridad sobre las protuberancias de la carretera. Él espera que el Señor le dé exactamente lo que necesita para enfrentar cada prueba hasta que Dios lo lleve al hogar celestial.
Los creyentes que viven en obediencia al Señor disfrutan de esa maravillosa seguridad. En el Salmo 41, David dijo que la persona que “piensa en el pobre” es bendecida con la presencia de Dios en medio de la enfermedad (Salmos 41:1-3). En el verso 12, David se refirió a su integridad cuando hablaba de su confiada espera de la futura bendición de Dios. ¿Acaso quiso decir que su benignidad e integridad le ganaron el favor de Dios? No. David se consideraba un pecador que necesitaba el generoso perdón de Dios (Salmos 41:4). Pero su conciencia de la presencia de Dios ahora y su seguridad acerca del futuro estaban vinculadas con su obediencia al Señor.
La conducta piadosa no gana el favor de Dios, pero sí nos da un goce anticipado del cielo aquí y ahora.
Si andas con Dios en el presente, puedes sentirte confiado acerca del futuro.
¿Cuándo fue la última vez que hice algo desinteresado por una persona? ¿Qué te impide hacerlo?
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