Dios es Amor

Tomado de: Devocional cristiano (Iglesia el Camino)
Por María Lozano


¿Por qué nos dicen que Dios es amor? ¿Porque nos hablan de la Ley del Amor? ¿Qué es lo que nos quieren decir con todo esto? Estas preguntas vienen a nuestra mente cuando nos presentan a un Dios que es amor, lo que es muy diferente a solo tener amor o practicar el amor. Y ¿para qué me sirve comprender que Dios es amor? Esto vamos a intentar desmenuzar a la luz de la Biblia....
1° de Juan 4:16 dice: “Dios es amor, y el que permanece en el amor, permanece en Dios y Dios en él”. Volvamos a repetirlo: “Dios es amor, y el que permanece en el amor, permanece en Dios y Dios en él”. ¿Es claro? Nos insta a permanecer en el amor, entonces podrás permanecer unida a Dios.
Tenemos que intentar reformular la idea de Dios como persona, y comenzar a comprender Su enorme naturaleza muy diferente a la nuestra. 
Dios es ese amor. Y cada vez que amamos, es Dios mismo en ese acto de amor; por lo que debemos amar y amar y volver a amar lo más que podamos… y entonces experimentaremos como Dios permanece en nosotros, porque Él es ese amor.
Ya establecido este concepto, sería bueno preguntarnos: ¿para qué queremos entender esto? Y la respuesta a la que he llegado es: “para todo en la vida, para cada acto que realicemos, y lo más importante nos sirve para amar, o mejor dicho para saber amar a los que más me importan, a mi esposo, a mis hijos, a mi familia, a mis amigos, etc…” Colosenses 3:14 dice: “y sobre todas las cosas vístanse de amor, que es el vínculo perfecto”. Si logramos experimentar el vínculo perfecto con Dios, ese vínculo afectará irremediablemente todos mis otros vínculos, todas mis relaciones, y comenzará a realizar modificaciones, y hasta incluso, muchas veces sin que seamos conscientes de lo que está pasando.
Por lo que, si te sentís lejos de tus hijos, de tu esposo, de tu familia o de esas personas que te importan, no pruebes con todo, solo es necesario que te vuelvas a Dios, que lo busques primeramente a Él, porque Dios está esperando desesperadamente a las puertas de tu corazón para que le abras… y cuando decidas hacerlo y permanezcas en Él, entonces el amor inundará tu ser y comenzará el cambio. Y ese cambio te capacitará para que puedas proteger, consolar y simplemente amar a los que más te importan.
Y de repente estás rodeado/a de amor, ves a los tuyos bien y estas bien con ellos. Entonces tu corazón y tu mente siguen agradeciendo, adorando y amando a Dios porque Él lo hizo posible, pero para llegar ahí, primero lo primero: primero Dios.
Te invito a que ores conmigo: “Padre mío, una vez más te entrego mi corazón, te entrego mi ser. Ayúdame, Señor, a ponerte primero en mi vida, perdóname si no te he dado tu lugar, ya no estoy dispuesto/a a vivir de esa manera, enséñame, Señor, a amar y cuidar los que me rodean, quiero ver Tu Gloria en mi familia y a mi alrededor, y sé que solo sucederá cuando puedas ocupar Tu lugar, cuando seas el intermediario en cada una de mis relaciones, cuando mi vinculo contigo sea tan fuerte que puedas afectar y hacerte presente en todos mis actos. Una vez más aquí estoy, Papá. Me entrego a ti, y reafirmo mi pacto contigo. Enséñame a Amar.”
Te dejo una promesa de Dios, para que la uses y la declares en tu vida cada vez que alabes a Jehová:
“Deléitate asimismo en Jehová, y Él te concederá las peticiones de tu corazón.” Salmo 37:4.-
Eugenia Cofré.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entrada destacada

Hoy coincidimos...

 Tomado de: Entre café y libros Por María Lozano Alguien dijo que segundas oportunidades no son buenas. Quien lo dijo de seguro no conoce de...