Tomado de: Alfonso De Caro
Por María Lozano
Por favor ora conmigo
«Señor Jesucristo mi Salvador, por ti soy lo que soy y tengo todas tus riquezas en gloria, no lo merezco, pero tú lo diste todo por mí, ahora quiero enseñar a otros tu evangelio con todo amor y gratitud, para gloria de Dios Padre. Te amo mi Señor Jesucristo. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
”Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos“, 2 Corintios 8:9.
“sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre”, Filipenses 2:7-9.. Reflexiona
El amor tiene una característica muy impactante que nos enseñó Jesús, y es que el que ama se despoja a sí mismo. Reflexionemos en el ejemplo del Señor, que siendo el Rey del universo, el Señor de la creación, se hizo pobre siendo rico, se despojó a sí mismo y se hizo semejante a nosotros, pero fue más allá pues se hizo siervo de todos lavando nuestros pecados en la cruz, pues se entregó a sí mismo para pagar la deuda que teníamos por el pecado; y nos dice la escritura: “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero),” (Gálatas 3:13). Se hizo por nosotros maldición, para que toda la bendición cayera sobre nosotros y también para que fuéramos herederos de su justicia, pues “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Corintios 5:21).
Qué espectacular noticia, Jesucristo el testigo fiel nos amó y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, el que es, el que era y el que ha de venir, el Todopoderoso, que vendrá en la nubes y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él; primero se despojó de su condición para que ahora nosotros poseamos todas las riquezas en gloria en Cristo Jesús y fuésemos hechos reyes y sacerdotes para Dios con el fin de anunciar las virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable (Apocalipsis 1:5-8, Filipenses 4:19, 1 Pedro 2:9).
Nosotros también estamos llamados a despojarnos de todo lo que impide que disfrutemos de su favor inmerecido, de toda carga y esto significa confiando plenamente en la obra de Cristo, no desechando su gracia y despojándonos de nuestra antigua manera de vivir para que disfrutemos de lo que Jesús en la cruz nos entregó. Nuestro despojo es al contrario de Jesús, pues no teníamos nada, tal vez reyes de nuestro reino de orgullo y vanidad, de nuestra vanagloria, así que debemos despojarnos de lo que no tiene ningún valor para tomar aquello que tiene tan altísimo valor que solo pudo ser pagado con su preciosa sangre (Hebreos 12:1, Efesios 4:22-24, Gálatas 2:21).
Te bendigo en el nombre de Jesucristo. Un fuerte abrazo.
«Señor Jesucristo mi Salvador, por ti soy lo que soy y tengo todas tus riquezas en gloria, no lo merezco, pero tú lo diste todo por mí, ahora quiero enseñar a otros tu evangelio con todo amor y gratitud, para gloria de Dios Padre. Te amo mi Señor Jesucristo. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
”Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos“, 2 Corintios 8:9.
“sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre”, Filipenses 2:7-9.. Reflexiona
El amor tiene una característica muy impactante que nos enseñó Jesús, y es que el que ama se despoja a sí mismo. Reflexionemos en el ejemplo del Señor, que siendo el Rey del universo, el Señor de la creación, se hizo pobre siendo rico, se despojó a sí mismo y se hizo semejante a nosotros, pero fue más allá pues se hizo siervo de todos lavando nuestros pecados en la cruz, pues se entregó a sí mismo para pagar la deuda que teníamos por el pecado; y nos dice la escritura: “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero),” (Gálatas 3:13). Se hizo por nosotros maldición, para que toda la bendición cayera sobre nosotros y también para que fuéramos herederos de su justicia, pues “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Corintios 5:21).
Qué espectacular noticia, Jesucristo el testigo fiel nos amó y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, el que es, el que era y el que ha de venir, el Todopoderoso, que vendrá en la nubes y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él; primero se despojó de su condición para que ahora nosotros poseamos todas las riquezas en gloria en Cristo Jesús y fuésemos hechos reyes y sacerdotes para Dios con el fin de anunciar las virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable (Apocalipsis 1:5-8, Filipenses 4:19, 1 Pedro 2:9).
Nosotros también estamos llamados a despojarnos de todo lo que impide que disfrutemos de su favor inmerecido, de toda carga y esto significa confiando plenamente en la obra de Cristo, no desechando su gracia y despojándonos de nuestra antigua manera de vivir para que disfrutemos de lo que Jesús en la cruz nos entregó. Nuestro despojo es al contrario de Jesús, pues no teníamos nada, tal vez reyes de nuestro reino de orgullo y vanidad, de nuestra vanagloria, así que debemos despojarnos de lo que no tiene ningún valor para tomar aquello que tiene tan altísimo valor que solo pudo ser pagado con su preciosa sangre (Hebreos 12:1, Efesios 4:22-24, Gálatas 2:21).
Te bendigo en el nombre de Jesucristo. Un fuerte abrazo.
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