Tomado de: La Magia y el Amor de los Angeles
Por María Lozano
El reflejo de la vida
Había una vez un anciano que pasaba los días sentado junto a un pozo a la entrada del pueblo.
Un día, un joven se le acercó y le preguntó:
- Yo nunca he venido por estos lugares... ¿Cómo son los habitantes de esta ciudad?
El anciano le respondió con otra pregunta:
- ¿Cómo eran los habitantes de la ciudad de la que vienes?
- Egoístas y malvados. Por eso me he sentido contento de haber salido de allá.
- Así son los habitantes de esta ciudad, le respondió el anciano.
Un poco después, otro joven se acercó al anciano y le hizo la misma pregunta:
- Estoy llegando a este lugar. ¿Cómo son los habitantes de esta ciudad?
El anciano, de nuevo, le contestó con la misma pregunta:
- ¿Cómo eran los habitantes de la ciudad de dónde vienes?
- Eran buenos, generosos, hospitalarios, honestos y trabajadores. Tenía tantos amigos que me ha costado mucho separarme de ellos..