Tomado de: Alfonso De Caro
Por María Lozano
. Por favor ora conmigo«Gracias mi Amado Dios porque fui librado de mi estado miserable de condenación solo por tu misericordia y tu gracia, por el mérito y los sufrimientos de Cristo en la cruz y por la obra de tu Espíritu en mi vida. Jesús eres la fuente de mi salvación y vida eterna. Gracias por satisfacer la demanda de justicia y perdonar mi pecado. Ayúdame a vivir en santidad y gratitud por lo que hiciste por mí, Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“El cual pagará a cada uno conforme a sus obras” Romanos 2:6.
“por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” Romanos 3:23.
“Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” Romanos 6:23..3. Reflexiona
¿La humanidad culpable está sometida a la ira de Dios para siempre? No, ciertamente hay otro camino abierto para todos nosotros, la justicia de Dios dada por medio de Jesucristo, quien pagó un precio muy alto con su sangre para hacernos justos delante de Dios. Ahora su justicia está sobre todo aquel que cree.
La palabra dice que el Señor pagará a cada uno conforme a sus obras. Por causa del pecado todos estamos destituidos de su gloria y la paga de ese pecado es la muerte espiritual; pero esto no se queda aquí, la buena noticia es que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, porque todo el que invoque el nombre del Señor será salvo según Romanos 10:13. Jesús es todo lo que necesitamos, porque por la misericordia de Dios a través de su Hijo hemos recibido el perdón de pecados y fue quitada la barrera que nos separaba del Padre.
Jesús es nuestra justicia y salvación, tenemos su perdón al depositar nuestra fe en Él y ya no estamos bajo condenación por nuestras acciones rebeldes o por el fruto de nuestras obras carnales. Si hemos creído en Él y nos hemos arrepentido de corazón, podemos caminar en su libertad, vida y bendición.
Nuestro fruto ahora es para santidad, fruto de justicia por la gracia y el amor de Dios en nuestra vida. Y, aunque el camino es empinado y a veces escabroso en esta tierra, la dádiva de Dios ya nos ha sido otorgada mediante la vida eterna. Permitamos que nuestra mirada esté puesta en ese final glorioso, para que caminemos con fe y perseverancia en la voluntad de Dios.
Ahora solo aceptemos, con acción de gracias, el regalo de la salvación que generosamente Dios nos dio. Reflexionemos con Tito 3:5 “nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo.”
Te bendigo en el nombre de Jesucristo. Un fuerte abrazo.
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