Cuando el alma brilla...

 Tomado de: Farolillo

Por María Lozano

"Era un día cualquiera. Un autobús abarrotado, yo de pie, apretada entre desconocidos. Y entonces la vi.
Una mujer mayor, sentada junto a la ventana.
No tenía maquillaje. Ni ropa costosa. Pero era bellísima.
Pelo recogido con cuidado, un vestido discreto, zapatos cómodos.
No llevaba nada que llamara la atención. Pero su rostro irradiaba paz.
Parecía recordar algo bonito. Sonreía con dulzura. En su expresión había luz.
Sostenía una cesta grande en las manos. Tal vez iba al huerto, al campo.
Cuando el conductor anunció la siguiente parada, se levantó con calma. La gente le hizo espacio, como si todos sintieran su presencia..Caminó hasta la puerta. Tranquila. Firme. Serena.
La observé mientras se alejaba. Y sentí una nostalgia profunda.
Como si hubiera visto un tesoro silencioso… que el mundo ya no sabe valorar.
Porque hemos olvidado que la belleza verdadera nace del alma.
Las emociones feas — la rabia, la codicia, la amargura — son las que deforman el rostro.
No las canas. No los años.
Y entendí: cuando el alma brilla, el rostro también. Y eso no se borra con el tiempo. Eso… es belleza eterna."

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