Tomado de: Entre café y libros
Por María Lozano
El otoño siempre me trae felicidad.
Aunque se confunde por el frío del invierno.
La vida trae promesas a distancia.
La cicatriz es melancólica pero bella, oculta el pasado.
El afecto tiene alas de cóndor andino.
La luna se oculta en Monterrey
y se asoma en el cielo de la costanera.
Unas palabras precisas abren puertas.
Benévolo e inocente otoño..La luna adquiere voz y nos delata por nuestras sombras, porque es nuestra aliada.
Este poema no es anónimo, tiene remitente.
Y si no llega a su destino, pregúntale al otoño,
que él trajo esta felicidad.
No lo puede negar, pues fue quien nos presentó
y trajo promesas a distancia.
Guillermo Rosales Medellín.
DAR
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