Tomado de: Alfonso De Caro
Por María Lozano
Estamos atribulados en todo, pero no angustiados; en apuros, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos. 2 Corintios 4:8-9.Uno de los mayores conceptos erróneos que muchos tienen, es que al ser cristianos significa que la vida de repente se suavizará, que aparecerán puentes misteriosos sobre todos los abismos, que los vientos del destino se moderarán y que todas las dificultades desaparecerán. Pero esto no es así. El cristianismo no es como ser miembro de algún club de alfombra roja. Todos los problemas y presiones de la vida permanecen o incluso se intensifican. Los cristianos deben enfrentar la vida en carne viva, como lo haría cualquier persona. El propósito de la vida cristiana no es escapar de los peligros y las dificultades, sino demostrar que se manejan de una manera diferente. Deben haber problemas, o no hay demostración. Considere las cuatro categorías de problemas que describe Pablo:
Aflicciones: Estamos presionados por todos lados. Éstas son las irritaciones normales de la vida que todos enfrentamos: los incidentes molestos y problemáticos que nos afligen. La lavadora se estropea cuando no hay dinero; llueve en un día que es vital salir; el perro se enferma y vomita en la alfombra nueva; tu suegra llega inesperadamente para una visita prolongada; el tráfico es peor de lo habitual; repruebas el examen que esperabas aprobar. Todas éstas son aflicciones normales. Son los golpes de la vida que llegan a todos. Los cristianos no estamos exentos.
Perplejidades: Incluso los apóstoles no siempre sabían qué hacer. A veces estaban inseguros y no podían entender por qué Dios permitía que sucedieran ciertas cosas. En ocasiones les resultaba difícil tomar decisiones, al igual que al resto de nosotros. Habrá muchos momentos de incertidumbre en nuestras vidas, muchas ocasiones en las que no entendamos qué hacer, qué decir o por qué suceden las cosas. Estas son perplejidades normales..Persecuciones: Al cristiano se le prometen persecuciones. Esto abarca toda la gama de ofensas deliberadas contra los cristianos, desde ostracismos leves, indiferencia y comentarios críticos, hasta calumnias de la reputación, obstáculos al ministerio, ataques personales y corporales, e incluso tortura y muerte. Los cristianos pueden esperar cualquiera de estas persecuciones o todas ellas. Los apóstoles fueron perseguidos hasta la muerte, como lo fue incluso el Señor, y el siervo no es mayor que su Señor.
Catástrofes: ¡Abatido! La palabra tiene el poder de helar el corazón. Se refiere a los golpes demoledores y devastadores que parecen caer sobre nosotros de la nada: cáncer, accidentes fatales, un ataque cardíaco, disturbios, guerras, terremotos, enfermedad de Alzheimer. Los cristianos no estamos protegidos de estos eventos catastróficos. Son experiencias terribles que ponen a prueba la fe hasta el límite y nos dejan asustados y desconcertados.
Pero observen las reacciones ante estas pruebas: estamos atribulados por todos lados, pero no aplastados; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; abatidos, pero no destruidos. Hay un poder interior, un poder trascendente, diferente de todo lo demás, que sigue contraatacando con mayor fuerza todo lo que viene de fuera, de modo que no seamos aplastados, desesperados, abandonados o destruidos.
Este poder interior nos fue dado precisamente con el propósito de manejar las aflicciones. Estamos expuestos a ellas para demostrar una reacción diferente a la que vendría de una persona del mundo. Nuestros vecinos al observarnos, encontrarán que es difícil comprender nuestro comportamiento, y sólo cuando los desconcertamos es probable que los impresionemos con la ventaja que nuestra fe les brinda. Habrá una cualidad en nosotros que sólo puede explicarse en términos de Dios en acción. Debe ser evidente que el poder pertenece a Dios y no a nosotros.
POR FAVOR ORA CONMIGO
Gracias por aquellas cosas que me hacen depender de ti, Señor mío y Dios mío. Ayúdame a no despreciarlas, sino a confiar en ti para que demuestres tu poder en medio de ellas. En tu nombre Jesús. Amén.
Aplicación de vida
¿Estás pasando por dificultades, perplejo, perseguido o abatido? Tómate un momento y pídele a Dios que te dé el poder para mostrarle al mundo la esperanza que hay en ti.
Te bendigo en nombre de nuestro Señor Jesucristo. Un fuerte abrazo.
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