Temiendo al Señor

 Tomado de: Alfonso De Caro

Por María Lozano

Así que nos esforzamos por agradarle, ya sea que estemos en el cuerpo o ausentes. Porque es necesario que todos comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba lo que le corresponda según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. Así que, como sabemos lo que es temer al Señor, tratamos de persuadir a los demás. Lo que somos es evidente para Dios, y espero que también lo sea para vuestra conciencia. 2 Corintios 5:9-11.
Agradar a Dios es la ocupación propia del cristiano. Estamos aprendiendo a hacerlo en la tierra; lo haremos perfectamente en la eternidad. Agradar a Dios siempre requiere fe, porque sin fe es imposible agradarle (Hebreos 11:6). Andar por fe es vivir sobre la base del nuevo pacto, aceptando continuamente el juicio de la cruz con respecto a la carne y eligiendo actuar en dependencia de la vida resucitadora del Espíritu.
Nos resulta útil aprender que la voluntad de Dios no se preocupa tanto de lo que hacemos sino de cómo lo hacemos. Dios nos dirige a veces a ciertas actividades o lugares, aunque a menudo nos deja la elección a nosotros. Pero lo que le preocupa continuamente es el recurso con el que contamos para el éxito en todo lo que hacemos. Depender de algo que viene de nosotros es desagradar a Dios, sin importar cuál sea la actividad. Hacer incluso una tarea sencilla, contando con que todo venga de Dios , es agradarle infinitamente..Pero el verdadero problema de la vida cristiana no es cómo descubrir la voluntad de Dios. ¡El verdadero problema es querer hacerla! Ese problema persiste incluso después de haber descubierto lo que Dios realmente quiere. Puedo saber mucho sobre la vida cristiana, pero ante la tentación de la carne y la facilidad con la que todo podría justificarse (un velo), puedo elegir deliberadamente desobedecer a Dios. Lo he hecho muchas veces. Y estoy seguro que tú también lo has hecho.
Dios no nos ha dejado sin ayuda en este punto. Hay una fuerza poderosa que actúa sobre nosotros para estabilizar nuestras voluntades vacilantes y alejarnos del abismo. Sorprendentemente, es el temor del Señor. En todas partes, desde Génesis hasta Apocalipsis, el temor del Señor es ensalzado como un motivo apropiado para vivir. El salmista nos exhorta: Temed al Señor, vosotros sus santos, porque nada les falta a los que le temen (Salmo 34:9), y declara que una persona está en gran peligro cuando no hay temor de Dios ante sus ojos (Salmo 36:1).
¿Qué nos viene a la mente cuando pensamos en el temor a Dios? ¿Es algo así como un perro que se arrastra con miedo hacia su amo ofendido? Ese temor está inspirado por la culpa, y la culpa no tiene cabida en la relación del creyente con Dios. El temor del que habla Pablo es algo que sigue estando presente cuando el creyente se presenta ante su Padre amoroso, con un espíritu valiente y confiado, y le hace peticiones. Es un temor que encuentra su punto focal en el tribunal de Cristo.
Este es un tiempo en el que cada uno recibirá lo que le corresponde por las cosas que hizo mientras estuvo en el cuerpo, sean buenas o sean malas (2 Corintios 5:10). Esto sugiere una ocasión en la que, tal vez por primera vez, aprendemos lo que ha agradado a Dios y lo que no. Será un tiempo de grandes sorpresas. Muchas cosas que creíamos que eran aceptables a Dios y provechosas para nosotros se verán arruinadas por una dependencia indebida. Sin embargo, muchos actos olvidados o aparentemente insignificantes serán señalados por Dios como agradables a Él.
POR FAVOR ORA CONMIGO
Señor mío y Dios mío, enséñame a temerte apropiadamente, no encogiéndome ante Ti con culpa y vergüenza, sino viviendo con la intención de estar delante de Ti en el tribunal de Cristo. Amén.
Aplicación de vida
¿Tienes la perspectiva correcta de vivir en el temor del Señor?
Te bendigo en nombre de nuestro Señor Jesucristo. Un fuerte abrazo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entrada destacada

Brevedad talento

 Tomado de: Entre café y libros Por María Lozano Sucedía cuando menos ruido había, generalmente por las noches cuando la tranquilidad inunda...