Tomado de: Entre café y libros
Por María Lozano
Los nombres de quien los nombra.La sonoridad a lo inaccesible.
Suficientemente distante en cualquier ciudad.
Viene, por nombrar una
accesible, próxima y no perdida,
atravesando las tinieblas espesas y en silencio.
El silencio homicida se delata
durante aquellos años, los siguientes,
tratando de escribir el mejor poema,
para orientarme, encontrarme, dirigirme.
Realidad, eterna realidad..Las agujas del reloj son una realidad.
Nada es intemporal, infinito.
A través del tiempo, no por encima.
Como un poema en una botella y en la mar,
se dirige a la playa, corazón,
o quizá o tal vez, hacia una realidad invocable.
De tales realidades no se escriben poemas.
Reflexión que marca mis esfuerzos.
Esfuerzos sobrepasados por las estrellas.
Sin previsión, de modo libre y siniestro.
Lengua herida de realidad que busca realidad.
Poema que abre el tiempo buscado...
Guillermo Rosales Medellín.
DAR
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