Tomado de: Entre café y libros
Por María Lozano
Las mujeres somos sometidas por los ideales de perfección, belleza y la mala costumbre de nombrarnos, equivocadamente, el sexo débil. Encontramos refugio en los libros, el alcohol o casinos de apuestas, incluso en la infidelidad. No se nos culpe, nunca se nos debería culpar, ya que a veces, al no poder alcanzar la búsqueda a lo que nos exigimos a nosotras mismas nos enajenamos o cometemos actos irreparables. La historia puede suceder en cualquier ciudad, en cualquier estatus económico, hasta en las mejores familias, de hecho, es ahí en donde se han presentado con mayor frecuencia estas atrocidades. El miedo persiste en los hogares, en aquella mansión gótica, en un departamento, o en una casa de renta.Uno no puede explicar exactamente cómo es que se presentan esas historias de violencia e inhumanas escenas. Mi caso no fue tan atroz, yo me refugié en el alcohol, pero también en los libros, en la escritura. También fui incomprendida, por momentos frágil, pero nunca me desmoroné. Mi valla protectora fueron mis libros, mis poesías, mis ganas de ser diferente..No niego que mi aspecto mostró un deterioro, el mismo deterioro que han sufrido tantas mujeres por el rechazo de la pareja, incluso, de la misma sociedad y en ocasiones hasta de la propia familia, cuando te quedas viuda.
Al menos, el alejamiento de la misma sociedad me sirvió de algo, algo positivo, la escritura. Siempre imaginé mi vida sola, no sentirme dueña de nadie y tampoco sentir que alguien me pertenece.
De pronto me siento condicionada por esta sociedad única, imprecisa, deambulando por las calles, con mis sombras inseparables, que de vez en vez se pierde.
Hoy despierto con la inmensa nulidad absoluta de los recuerdos, como esa niebla que vaga por los siglos y que atraviesa flotante e inmóvil, en los instantes melancólicos, fúnebres y monstruosos. Concluyendo en el mar de la muerte. Regreso del entierro, con mi duelo y las ausencias.
En la cabeza del olvido se suicidan las ideas…
Brevedad Talento.
Guillermo Rosales Medellín.
Derechos Reservados.
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