Tomado de: Alfonso De Caro
Por María Lozano
POR FAVOR LEE LA ESCRITURA: APOCALIPSIS 2:1-7.Escribe al ángel de la iglesia de Éfeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, y el que anda entre los siete candeleros de oro, dice esto: Yo conozco tus obras, tu arduo trabajo y tu perseverancia. Sé que no puedes soportar a los malvados, que has puesto a prueba a los que se dicen ser apóstoles y no lo son, y los has descubierto mentirosos. Has perseverado y has soportado penalidades por mi nombre, y no has desmayado. Sin embargo, tengo esto contra ti: que has abandonado tu primer amor. Apocalipsis 2:1-4.
El Señor ve tres cosas encomiables en la iglesia de Éfeso. Primero, eran trabajadores esforzados y comprometidos. Testificaban, trabajaban y atendían las necesidades humanas. Segundo, su doctrina era ortodoxa. Su fe estaba bien definida y bien defendida. No corrían tras todas las modas teológicas que surgían, sino que las examinaban para ver si eran verdaderas o no. Tercero, habían persistido en su enseñanza y su trabajo a pesar de mucho desánimo y dificultades. No se daban por vencidos. Eran discípulos firmes y decididos, que trabajaban y testificaban fielmente y no se desviaban de la verdad que habían recibido. Hasta este punto de la carta, estaban obteniendo una calificación de A+..Pero a pesar de todas las cosas loables, hay algo seriamente mal, tan serio que dice que les quitará el candelabro si no lo corrigen. Esto no significa que los individuos en la iglesia serían condenados al infierno. Significa que la iglesia perdería su capacidad de arrojar la luz de la verdad. Se convertirían en una iglesia sin influencia espiritual en la comunidad que los rodea. Estarían ocupados haciendo cosas religiosas, pero completamente irrelevantes. Seguirían trabajando, seguirían siendo ortodoxos, pero intrascendentes, sin luz, sin impacto. Hay miles de iglesias como esta en nuestro país. Todavía se reúnen domingo tras domingo, hacen cosas religiosas, pero no tienen impacto espiritual, no ven ningún cambio en la vida de las personas.
¿Qué causa esta condición? Nuestro Señor lo expresa en una breve frase: “ Habéis abandonado el amor que teníais al principio. Éste es el amor que sentíais por Jesús cuando lo conocisteis por primera vez. Es esa maravillosa sensación de descubrir que él os amó, os liberó y os libró de vuestros pecados. Vuestro corazón se volcó hacia él en gratitud y acción de gracias. Observad a una pareja que se ha enamorado. Observad cómo sólo tienen ojos el uno para el otro. Hablad con ellos y ni siquiera os oirán. Sólo están pensando en lo maravilloso que es el uno para el otro. Lo mismo ocurre con un cristiano cuando llega por primera vez a Cristo. Su corazón está lleno de gratitud. ¡Qué cosa tan asombrosa es para él haber sido perdonado! Apenas puede creerlo. El amor de Cristo le parece casi increíble.
Pero poco a poco se produce un cambio casi imperceptible de enfoque. Nos ocupamos, y lo que hacemos por Cristo comienza a ser cada vez menos importante para nosotros. Gradualmente, nuestra posición, nuestro estatus, el anhelo de aprobación, comienzan a ocupar el primer lugar. Seguimos haciendo las mismas cosas, pero no por el mismo motivo. Nos desviamos hacia la pérdida del primer amor. Siempre hay síntomas de que esto sucede. Se pierde la alegría y el brillo de la vida cristiana. Pronto se vuelve monótona y rutinaria. Comienzas a sentir que ya lo has oído todo. La iglesia parece mecánica, rutinaria, aburrida y monótona. Entonces pierdes tu capacidad de amar a los demás. Cuando perdemos esa conciencia de la maravilla del amor de Jesús, también descubrimos que nuestro amor por los demás se desvanece. Nos volvemos críticos, censuradores, quejosos. Finalmente, perdemos una perspectiva saludable de nosotros mismos. Nos volvemos cada vez más importantes en nuestro pensamiento. En lugar de pensar en lo que el Señor quiere, comenzamos a pensar en lo que queremos y en lo que nos agradará.
POR FAVOR ORA CONMIGO
Señor mío y Dios mío, ayúdame a crecer en ese primer amor que compartimos, cuando descubrí por primera vez todo lo que habías hecho por mí y cuán profundo es tu amor por mí. Te amo por siempre mi Señor Jesús. Amén.
Aplicación de vida
Tómate un tiempo para reflexionar sobre el "primer amor" entre tú y el Señor. ¿Qué sentimientos te evoca?
¿Muestras síntomas de alguien que ha perdido ese primer amor?
Te bendigo en el nombre de Jesucristo. Un fuerte abrazo.
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