Las ataduras se rompen

 Tomado de: Alfonso De Caro

Por María Lozano

1. Por favor ora conmigo
«Mi amado Señor, hoy quiero la llenura de tu Espíritu Santo, necesito tu poder para liberarme de las cosas que me atan y no me dejan avanzar a una vida en plenitud, te entrego mi mente, mis emociones y mi voluntad para que las gobiernes y pueda vivir la vida abundante a la que tú me llamaste. En el nombre de Jesús. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Ellos entonces le dijeron: Nosotros hemos venido para prenderte y entregarte en mano de los filisteos. Y Sansón les respondió: Juradme que vosotros no me mataréis. Y ellos le respondieron, diciendo: No; solamente te prenderemos, y te entregaremos en sus manos; mas no te mataremos. Entonces le ataron con dos cuerdas nuevas, y le hicieron venir de la peña. Y así que vino hasta Lehi, los filisteos salieron gritando a su encuentro; pero el Espíritu de Jehová vino sobre él, y las cuerdas que estaban en sus brazos se volvieron como lino quemado con fuego, y las ataduras se cayeron de sus manos”. Jueces 15:12-14..3. Reflexiona
Hoy te invito a reflexionar con estas preguntas: ¿Hay hábitos en nuestra vida de los que queremos librarnos?, ¿necesitamos cambiar ciertos patrones de pensamiento que no nos dejan avanzar?, o ¿algunas ataduras espirituales no han sido rotas todavía? Lo cierto es que todos venimos con un pasado antes de conocer a Cristo, con infinidad de situaciones que pudieron formar ataduras, o pecados del pasado que todavía son una carga y que al presente parecen aplastarnos.
El Señor Jesús nos dice en Lucas 21:19 “Con vuestra paciencia ganaréis vuestras almas”. Esto significa que debemos tener dominio sobre nuestra mente, emociones y voluntad, para que Dios pueda gobernarnos completamente y expresar su vida en nosotros. Para ello necesitamos limpiar nuestra alma por la obediencia a la verdad y mediante el Espíritu (1 Pedro 1: 22a).
Vemos en el pasaje de hoy un personaje bastante particular, Sansón, que fue dotado por Dios con un don extraordinario por el poder del Espíritu Santo, pero difícilmente pudo llevar una vida en obediencia a Dios, porque fue esclavizado por sus pasiones y en varias ocasiones terminó haciendo lo que no agradaba al Señor.
Vemos, sin embargo, que Dios lo usó para sus propósitos a pesar de sus pecados y debilidades. La fuerza y los éxitos de Sansón son el resultado de que el Espíritu del Señor vino con poder sobre él, para cumplir lo que se había propuesto con el pueblo de Israel.
Una de esas ocasiones es la que aparece en el versículo del día, cuando fue arrestado y llevado a los filisteos y él pide que no lo maten; dice que las sogas que ataban sus brazos se volvieron como fibra de lino quemado, cuando el Espíritu Santo vino sobre él y las ataduras de sus brazos se deshicieron. Para Sansón esto fue una experiencia física solamente; pero para nosotros, esto puede ser visto como una imagen de liberación de nuestros malos hábitos, obsesiones o adicciones, cuando permitimos que el poder del Espíritu Santo nos libere de las cosas que nos atan.
Dependamos de la guía y fortaleza del Señor, no de nuestras propias fuerzas, Él ya nos libertó en la cruz y nos ha dado el dominio propio para que lo ejerzamos en nuestro diario vivir con la ayuda de su Espíritu. Recordemos 2 Timoteo 1:7 que dice: “porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.
Te bendigo en el nombre de Jesucristo.

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