Tomado de: Alfonso De Caro
Por María Lozano
Lea: Eclesiastés 7:23-28
Y he hallado más amarga que la muerte a la mujer cuyo corazón es trampas y redes, y sus manos ligaduras. El que agrada a Dios escapará de ella, pero el pecador queda en ella preso. (Eclesiastés 7:26) El versículo 26 es una revelación extraordinaria de lo que descubrió un hombre muy inteligente e ingenioso acerca de la vida. Es preciso que recordemos que Salomón está dejando honesta constancia de su propia experiencia.
Descubrió que se estaba dejando llevar por las seducciones sexuales. Muchos hombres o mujeres pueden hacerse eco de lo que él está diciendo. Salomón buscó el amor y creyó poder encontrarlo en la relación con una mujer. Estuvo buscando lo que pudiera servirle de apoyo, de fortaleza y algo que le permitiese sentir que la vida valía la pena vivirla, pero lo que encontró no fue otra cosa que una emoción fugaz, un placer pasajero. Se encontró involucrado con una mujer que no le dio todo lo que estaba buscando, porque continuó sintiendo la misma soledad y vacío que había sentido con anterioridad..Hace poco conocí la historia de una mujer joven, que contaba acerca de cómo había buscado la respuesta a los anhelos de su vida sosteniendo una relación tras otra con hombres. Dijo que se había despertado una mañana acostada en su cama con un hombre al que solo había conocido la noche anterior. Al mirar a esta persona que estaba durmiendo junto a ella, dijo que sintió la más intensa soledad que jamás había sentido. Entonces se dio cuenta que su estilo de vida estaba agravando, no resolviendo, el vacío y la soledad que había sentido en su vida. A continuación habló acerca de cómo había encontrado una relación con Dios por medio del Señor Jesús, cómo se hizo cristiana, y dio testimonio acerca de la plenitud que encontró en esa relación. ¡Qué confirmación es su relato de lo que tenemos aquí en este pasaje!
El Buscador deja además constancia de manera muy honesta acerca de la manera de escapar: “El que agrada a Dios escapará de ella, pero el pecador queda en ella preso” (v. 26b). Es preciso que recordemos que este es el hombre que tuvo setecientas mujeres y trescientas concubinas; es decir, tuvo relaciones con mil mujeres. Después de semejante experiencia, descubrió que nada le había producido satisfacción en cuanto a lo que su corazón anhelaba. Pero de lo que sí se dio cuenta fue que la persona que teme a Dios, que entiende a Dios, cuyos ojos están abiertos y cuyo corazón aprende por medio de la Palabra de Dios, escaparía a esto.
Una de las lecciones más importantes que debemos aprender acerca de la vida es que el sexo fuera del matrimonio, detiene el proceso mutuo de descubrimiento de la pareja. Esto es algo que he visto suceder muchas veces en casos de parejas jóvenes que estaban evidentemente desarrollándose en el Señor, que estaban empezando a conocerse el uno al otro, a amarse mutuamente, a descubrir las cosas que les gustaban y las que no, y de repente la relación se volvió amarga, creándose una situación extraña, empezando a salirles las cosas mal, dando pie a las peleas y las discusiones. Invariablemente lo que sucedió fue que cedieron a sus tentaciones, eliminando todo intento por descubrir quién era el otro, buscaron satisfacer sus vacios con otras personas.
Señor, Tú sabes lo fácil que me resulta buscar el amor en todos los lugares equivocados. Enséñame a prestar atención a Tus advertencias y a mantener mi corazón puro.
Aplicación a la vida
La industria de la pornografía en Internet, mueve más de un billón de dólares, y es una trampa para muchos actualmente; hace que la persona se aparte de la única relación que verdaderamente satisface. ¿Sabes que sin el amor del Señor no puedes amar y tener una relación satisfactoria? Esto no es dogmatismo religioso, sino la absoluta verdad.
Te bendigo en el nombre de Jesucristo. Un fuerte abrazo y concordemos en esto: Dios es el amor y solo a través de conocerlo a Él, es que podemos amar y ser amados. Solo el amor del Señor puede llenar nuestra necesidad de ser amados y así, lleno nuestro corazón de Su amor, es que podemos amar a otra persona.
El amar a una persona no es solo sostener magnificas y gratificantes relaciones sexuales, es poder darnos por completo por la felicidad de esa persona y disfrutar de ella con todos sus defectos. Solo con el amor de Dios podemos amar.
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