La abuela

 Tomado de: Testimonio de Pato

Por María Lozano

¿Quién se queda con mamá este fin de semana?
¡Yo noooooo! Contesto _ Javier, este fin de semana voy a salir de viaje con mi esposa y los niños.
Ana María _ dijo, pues yo menos hace dos semanas estuvo conmigo y no puedo este fin de semana, tengo tantas labores en casa por terminar y ¡mamá es una labor más!
José de reojo vio a su madre sentada en un rincón, con la mirada de lado escondiendo sus lágrimas, él corrió hacia ella y le dijo mamita mejor para mí, pues te puedo tener para mí solo.
La hija de José se acercó, una joven de 19 años le tomo las manos diciendo _ abuela, ves que tus hijos no quieren estar contigo, pero tú sí, tú estás mejor aquí en casa, con papá y mamá.
Vamos abuela a jugar con las muñecas, cuéntame esas historias que dice mi tía Ana María que son tan aburridas y que ya se sabe de memoria, pero a mí me encantan..Hagamos los pastelitos favoritos de tío Javier y la sopa de fideos con pollo que le preparabas cuándo él, enfermaba de pequeño y que ahora, solo cuándo está enfermo, te busca para que se los prepares.
Péiname el pelo y trénzalo con los listones de colores que aunque mi tía Ana María aborrece, porque dice que la peinabas todo el tiempo así, yo en mi cabello los veo tan lindos.
Abuela, quédate aquí, con nosotros y en las noches al dormir danos a papá, a mamá y a mí la bendición.
¡Que importa que se te olviden las cosas, o que se te caiga la comida de la boca, o que repitas mil veces la misma frase, o qué tus manos tiemblen!
Si a papá y a mamá eso, no les importa, nosotros somos felices contigo…
Aunque tío Javier y tía Ana María digan que ahora eres una niña y que hay que llevarte a un lugar donde te cuiden mejor, papá no lo hará, pues dice que ahora a él le toca cuidar de ti, ayudarte a caminar, a limpiar tu boca, a escucharte sin cansancio, a ponerte los zapatos cómo tú lo hacías cuándo él era pequeño.
¡Abuela, ahora tú eres nuestra niña y te cuidaremos con todo el amor y cariño que tú nos entregaste a nosotros!
Todos se quedaron sumergidos en un gran silencio
La abuela de pronto dijo _ haya en los años de 1920 mi padre … Y todos se sentaron al rededor de ella, Javier y Ana María, con lágrimas en los ojos, arrepentidos de lo ingrato que habían sido con su madre.
Y José, como siempre atento y amoroso, a todo lo que su madre hacía y decía.
Es bueno pensar y reflexionar que ejemplo y enseñanza le estamos dando a nuestros hijos, con el trato que le damos a nuestros padres, pues el tiempo nos alcanzará y también nosotros, nos convertiremos en niños.
La abuela murió al año rodeado de amor y cariño, pero en la casa de José, cada día sin faltar uno llega una hermosa paloma blanca, se queda con ellos hasta el atardecer y después la ven marcharse, volando muy alto hacia el cielo y la hija de José le dice:
¡Abuela no te preocupes yo cuidare de mi padre, como él lo hizo contigo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entrada destacada

El peso del rencor

 Tomado de: Alfonso De Caro Por María Lozano Érase una vez una hormiga que iba canturreando cargada con un enorme fruto silvestre cuando un ...