Actuar frente al pecado

 Tomado de: Alfonso De Caro

Por María Lozano

"Amado Padre, qué privilegio poder acercarme a tu trono de gracia por medio de la sangre preciosa de tu Hijo Jesucristo y pedirte que me perdones y me limpies de todos mis pecados. Quiero volver en comunión contigo y experimentar de nuevo la llenura de tu Espíritu. Amén."
2. Lee la palabra de Dios
“Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis rebeliones, Y mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio. He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre. He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría. Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve”, Salmo 51: 1-7..“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu. Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente”, Salmo 51:10-12.
3. Reflexiona
David pecó delante de Dios pero no se quedó quieto, se arrepintió de su pecado y volvió su rostro a Dios, reconoció su realidad de hombre pecador, pidió perdón, limpieza y un cambio de actitud. El Señor lo escuchó y tuvo misericordia de él, restaurándolo y renovándolo con la llenura de su Espíritu.
David usa tres palabras en su confesión: “Borra” que viene del hebreo “majah” y significa borrar una deuda acumulada, “lávame” es “cabas” que es lavar por fricción y “límpiame” es “rajats” que significa enjuagar. Acepta su responsabilidad y reconoce su pecado con el que ha ofendido primeramente a Dios y luego a su prójimo hecho a la imagen de Dios.
Como David, debemos actuar frente al pecado y encararlo, buscar la restauración de nuestra relación con Dios y la limpieza de nuestro corazón, pedirle a Dios que se olvide de nuestros pecados y cambie nuestra vida. Es necesario un cambio interno y sólo Dios puede crear un corazón nuevo y puro.
Pidamos a Dios que nos devuelva el gozo que produce el Espíritu Santo y la unción especial que nos llena cuando nos arrepentimos y volvemos en comunión con Él. Que el Señor nos lleve nuevamente a ser instrumentos para su gloria, sirviéndole y siendo testimonio de su amor.

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