Tomado de: Entre café y libros
Por María Lozano
Son tus manos los artífices de esta dicha.
Palpan mi cuerpo y lo erizan.
Tocan mi cara con su dulce caricia.
Dan vida a mi espalda flagelada.
A mi pecho, untan dulce miel derretida.
Y al resto de mi cuerpo te lo dejo a la imaginación.
Pero créeme que componen la más exquisita canción...
Guillermo Rosales Medellín.
DAR
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