Tomado de: Roberto López
Por María Lozano
En un tranquilo rincón del bosque, vivían dos pájaros: el ruiseñor y la golondrina. Eran pareja desde hace mucho tiempo y se amaban profundamente. Juntos construyeron un nido en la rama de un frondoso árbol y compartían todo en su vida cotidiana: desde buscar alimento hasta cantar melodías al atardecer.
Un día, mientras el ruiseñor cantaba suavemente entre las ramas, llegó una bandada de golondrinas migratorias de tierras lejanas. La golondrina quedó impresionada por la elegancia y el encanto de estos nuevos llegados, y comenzó a pasar más tiempo con ellos, dejando al ruiseñor solo en el nido.
El ruiseñor, sintiéndose abandonado y triste, intentó hablar con la golondrina sobre su ausencia y su preocupación. Sin embargo, la golondrina, embriagada por la emoción de la novedad, no escuchaba las súplicas de su pareja y continuaba pasando tiempo con las golondrinas migratorias.
Con el corazón roto, el ruiseñor decidió partir en busca de su propia felicidad y se aventuró solo en el bosque. Mientras volaba entre los árboles, se encontró con una anciana sabia que notó su tristeza y lo escuchó con paciencia..
El ruiseñor reflexionó sobre las palabras de la anciana y se dio cuenta de su error. Decidió regresar al nido y hablar con la golondrina sobre sus sentimientos y preocupaciones. Al escuchar las sinceras disculpas y promesas de su pareja, la golondrina se sintió profundamente conmovida y decidió dejar de lado su interés por las golondrinas migratorias y dedicarse por completo a su relación con el ruiseñor.
Juntos, el ruiseñor y la golondrina aprendieron la importancia del respeto mutuo, la comunicación abierta y la empatía en su relación. Descubrieron que, aunque puedan surgir desafíos y tentaciones en el camino, el amor y la confianza pueden superar cualquier obstáculo si se cultivan con cuidado y atención.
La enseñanza de esta fábula es clara: en una relación, el respeto mutuo es fundamental. Es importante escuchar, comprender y valorar los sentimientos y las necesidades de nuestra pareja, y trabajar juntos para mantener viva la llama del amor y la conexión. Sin respeto, la relación se debilita y corre el riesgo de desmoronarse, pero con respeto, amor y compromiso, puede florecer y crecer más fuerte con el tiempo.
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