Tomado de: Alfonso De Caro
Por María Lozano
Lea: Efesios 2:19-22Por eso, ya no sois extranjeros ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo. (Efesios 2:19-20)
Pablo dice que aquellos de nosotros que hemos venido a Cristo ya no somos extranjeros ni forasteros. Para empezar, somos “conciudadanos de los santos”. Ha entrado usted en un nuevo reino. Ha cambiado su ciudadanía y se encuentra ahora bajo otra autoridad. Nosotros terrenalmente hablando damos por sentado los derechos de la ciudadanía que tenemos por haber nacido en la nación en que nacimos, pero casi nos olvidamos del hecho que nos encontramos bajo autoridad. El gobierno tiene ciertos poderes sobre nosotros. Nos encontramos bajo autoridad, que es la primera característica de la ciudadanía.
Pero lo que hace que nos regocijemos en nuestra ciudadanía es que disfrutamos de ciertos privilegios. En el reino de Dios tiene usted la protección de un Rey. Hay poder a su disposición, el poder de la resurrección, la clase de poder que obra mucho más allá de la manera de pensar y de los planes humanos, y Dios le invita a pedirle Su ayuda respecto a ese recurso siempre que lo necesite usted.
En segundo lugar, somos “miembros de la familia de Dios”. Este es un avance acerca del primer punto. Somos miembros de la propia familia íntima de Dios. Un hijo siempre es de categoría superior a cualquier embajador, gobernador o secretario. En la biografía de un importante presidente contaban un incidente cuando el presidente estaba con su gabinete en una reunión de importancia crucial. Estaban en la sala del gabinete cuando alguien llamó a la puerta. Allí estaba, el hijo de diez años del presidente, que quería ver a su padre. El presidente dejó a todos los miembros del gabinete para ver qué era lo que quería su hijo. Esto demostró que el hijo era superior a todos los allí reunidos. Esta es la gran verdad que está intentando explicar Pablo a nuestros corazones, y es que tenemos acceso al Padre, que nuestro Padre es el Rey y tiene una enorme autoridad y poder en los asuntos del mundo..En tercer lugar, Pablo continúa hablando acerca de una relación más íntima: Usted ha sido edificado “sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo”. Es posible que esto dé la impresión de ser en cierto modo menos importante. Después de todo, un edificio es un objeto un tanto frío e impersonal en comparación con la relación de una familia. Pero de hecho el apóstol está estrechando más los vínculos, referente a una relación más íntima, porque está enfatizando la intimidad de los miembros de la misma morada de Dios, los unos con los otros y con el Señor.
Es posible que los miembros de una familia se dispersen por la tierra. Pero en la estructura del edificio, no es posible la separación de las piedras que forman los paredes. Si se separasen las piedras, el edificio se derrumbaría, de modo que el apóstol nos está mostrando una relación más íntima.
Padre, ayúdame a recordar que en los tiempos de dificultad tengo el privilegio y los recursos que muchos no han reclamado jamás. Ayúdame a vivir en la plenitud de Tu provisión que Tú tienes para mí, no como un siervo, sino como un hijo del Dios viviente.
Aplicación a la vida
La ciudadanía implica privilegio. ¿Cuáles son los privilegios únicos y los recursos que se encuentran a disposición de las personas que son ciudadanos del reino de Dios y miembros de Su familia?
Te bendigo en el nombre de Jesucristo. Un fuerte abrazo y recuerda que el enemigo de tu alma buscará que olvides tus privilegios como ciudadano del Reino de los cielos. Cuando estés en dificultades que te lleven a pensar que Dios Padre no te ama, que se olvido de ti, ten presente que eres importante porque eres hijo del Rey.
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