Tomado de: Alfonso De Caro
Por María Lozano
Porque solo un instante dura su enojo, pero toda una vida su bondad.Si por la noche hay llanto, por la mañana habrá gritos de alegría.
(Salmo 30:5)
A veces pasamos por tiempos difíciles de tristeza, dolor y sufrimiento. Perdemos cosas importantes: oportunidades, empleos, estudio, trabajo, sueños... Rompemos relaciones, nos apartamos de aquellos que amamos más, entristecemos amigos, perdemos seres queridos... El llanto, la angustia y el luto no parecen tener fin. Pero puedes creer esto: Dios pondrá fin a nuestro sufrimiento. Aunque todo diga lo contrario, mantén la fe porque la alegría llegará..Hay muchos pasajes bíblicos en los que vemos la gracia de Dios manifiesta en la vida de sus hijos. ¡No será diferente contigo! Los amigos de Daniel fueron lanzados al horno, pero salieron ilesos. El propio Daniel pasó una noche en la cueva con leones hambrientos, pero ninguno de ellos le hizo daño. Job perdió sus hijos, sus bienes, la salud, pero conoció a Dios de una forma más cercana. Los cielos y la tierra sufrieron con la muerte del Salvador, ¡pero él resucitó al tercer día! Y hoy, gracias a que Jesús vive, podemos tener alegría y esperanza de verdad.
*La alegría llega en la mañana*
Clama a Dios desde donde estás (triste, solo, en el lecho de dolor o de la enfermedad). Él te oye y te ve.
Confía tu vida en las manos del Señor y pide su ayuda para esos momentos de dificultad.
Aun cuando te sientas sin fuerzas o sin palabras, puedes derramar tus lágrimas y tu corazón delante del Padre celestial.
La Palabra de Dios es el alimento que necesitas para recibir la fortaleza y el ánimo necesario. Lee, escucha y estudia la Biblia.
No dejes la comunión con la iglesia. Reúnete con tus amigos y hermanos en la fe. Pídeles que oren contigo y que caminen a tu lado.
Espera con paciencia en el Señor. Si te encuentras aun enfrentando noches oscuras, cree que el nuevo día de alegría llegará. ¡Mantén la esperanza, Dios es fiel!
*Por favor ora conmigo*
Padre celestial y Dios mío, creo que la alegría que viene de ti me fortalece. Aunque me sienta triste y angustiado, entrego mi vida en tus manos. Renuévame y haz todo nuevo otra vez. Te entrego mis sueños, mis planes, mi familia y todo lo que soy. Sé que no estoy solo... ¡Tú estás conmigo! Ayúdame a depender de ti y a confiar en tu Palabra. ¡Tú eres fiel! Quédate conmigo ahora y siempre. En el nombre de Jesús, amén.
Te bendigo en el nombre de Jesucristo. Un fuerte abrazo.
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