¿De qué te quejas?

 Tomado de: Alfonso De Caro

Por María Lozano

"Señor, gracias porque tengo todo lo que necesito para vivir, tu presencia en mi vida y tu Palabra que me guía día a día. Dame la actitud correcta en cada situación porque mi confianza está puesta en ti. Amén."
2. Lee la palabra de Dios
“Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.” 1 Timoteo 6:8-11.
“Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo;” Filipenses 2:14-16..3. Reflexiona
De nuestra boca sale lo que tenemos en nuestro corazón y en muchas ocasiones permitimos que entre en nosotros la queja, la murmuración y una mala actitud por alguna situación que nos incomoda, llegando a comparar nuestra vida con la de los demás, sintiendo que somos infortunados al ver a otros en mejor posición en nuestra opinión.
Tal vez algo que no funciona en nuestro trabajo, economía, familia o iglesia como nos gustaría que fueran las condiciones ideales, y terminamos acudiendo al conflicto contaminando el corazón en vez de buscar construir soluciones.
Pero acaso, ¿No tenemos derecho a manifestar nuestra inconformidad frente a algo? Sí, pero siempre primero al que verdaderamente puede atender nuestra querella, al único que puede resolver cualquier situación a nuestro favor, al Señor, porque si amamos a Dios confiadamente podemos estar seguros que “todas las cosas nos ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” (Romanos 8:28).
No busquemos hablar mal de una persona o entrar en malos pensamientos acerca de una situación, sino que confiando en Dios, busquemos su guía y sabiduría para que tengamos la actitud y las palabras correctas. Muchas veces es mejor guardar silencio, ya que lo que está sucediendo puede que no entendamos por qué sucede, pero podemos estar confiados que Dios tiene un plan, una salida; que luego sorprenderá nuestro corazón, porque Él siempre tiene lo mejor para nosotros.

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