Tomado de: Alfonso De Caro
Por María Lozano
"Señor, te amo y quiero conocer tus propósitos para mi vida, pero a veces la duda y el temor me impiden descubrir y cumplir tu voluntad. No quiero que esto sea una barrera para servirte. Hazme consciente de todo el poder sobrenatural que hay en mí a través de tu Santo Espíritu y permíteme permanecer en tu presencia para llenarme de tu fuerza y poder, y hacer así tu voluntad. Amén."2. Lee la palabra de Dios
“Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias, y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo. El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante de mí, y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen. Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel. Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel?”, Éxodo 3:7-11..3. Reflexiona
A veces nos olvidamos que fuimos escogidos para estar incluidos dentro de los planes de Dios, y como Moisés podemos estar poniendo objeciones: ¿Quién soy yo para ir al Faraón y sacar de Egipto a los hijos de Israel? o ¿Voy a los israelitas y les digo el Dios de mis padres me ha enviado y me dirán cuál es su nombre, que responderé? ¿Y si no me creen, ni escuchan mi voz?.... La duda, la incredulidad y el temor son obstáculos para cumplir con la voluntad de Dios.
Moisés sabía que la aparición del Señor en la zarza fue real, pero le preocupaba que otros no le creyeran, además dudaba de la capacidad en sí mismo para llevar a cabo esa misión. Y esto es cierto cuando dependemos de nosotros, de nuestras habilidades y fuerzas. Pero todo es posible cuando dependemos del poder de Dios.
Dios siempre tiene una respuesta para todo y fue así con Moisés, le aseguró que estaría con él, le dio las palabras para responder a las inquietudes del pueblo, lo instruyó exactamente sobre lo que tenía que decir y hacer. Dios está por encima de nuestras flaquezas y ha prometido fortalecernos y habilitarnos para cumplir nuestra misión en la tierra por difícil que sea.
Dios no juzgó ni condenó a Moisés por sus dudas, le mostró todo su poder para que frente al desafío sólo viera su esplendor y le entregó una vara para que hiciera señales poderosas en su nombre. Ahora nos ha dado el poder de su Espíritu con el que estamos capacitados para hacer todo lo que el Señor quiera. Hechos 1:8 “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”.
El problema no es de Dios, es de nosotros porque sentimos temor y no nos apropiamos de todo el potencial divino que Dios nos ha dado a través de su Santo Espíritu. Dios respalda el mensaje del evangelio con señales y estas no pueden ser limitadas al tiempo de los apóstoles, siempre confirmará el ministerio de los embajadores de Cristo en esta generación, por eso no cesarán los milagros y prodigios cuando oramos con poder hasta su regreso. No dudemos ni temamos, Jesús está con nosotros hasta el fin del mundo.
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