Un pacto de amor

 Tomado de: Alfonso De Caro

Por María Lozano


«Señor Jesucristo, tú lo diste todo por mí en esa cruz; el precio de mi vida fue tu sangre y ahora quiero corresponderte del mismo modo viviendo para ti. Que tu amor permanezca en mí y se extienda a mi familia, llenando nuestras vidas y que por encima de este amor no haya nada ni nadie. Gracias mi Señor. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos. Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor, de cierto lo menospreciarían.”
Cantares 8:7.
3. Reflexiona
Llegamos al final de la serie de devocionales basados en el libro Cantar de los cantares de Salomón. Este poema, como hemos señalado antes, dignifica el amor verdadero entre un hombre y una mujer unidos en matrimonio. El esposo ve a su esposa como un dechado de virtudes, suele llamarla «hermosa», «amiga mía», «perfecta mía», «paloma mía». De la misma forma, él está muy bien correspondido; su esposa, a pesar de las muchas dificultades que enfrenta, no duda en exaltarle y recordarle al mundo entero que él es el hombre de su vida «…yo soy de mi amado y mi amado es mío».
Sin lugar a dudas este derroche de amor y entrega mutua representan la relación de Jesucristo y su iglesia (nosotros) y debe marcar nuestro diario caminar con nuestro Salvador. En la misma medida nos señala cómo debe ser nuestra relación de pareja y nos recuerda que el matrimonio es un pacto sagrado entre un hombre, una mujer y Dios. Como esposo, ¿estoy dignificando a mi esposa?, ¿la hago sentir como la mujer más hermosa y especial de toda la tierra? Y como esposa, ¿estoy honrando a mi esposo?, ¿él se siente respetado, admirado y único?, ¿somos realmente amigos?.De la relación que cultivemos, primeramente con Dios y en segundo lugar con nuestro cónyuge, dependerán los frutos que recojamos en nuestro hogar y las bases de las que se sostendrá la familia. El amor y el tiempo de calidad que le dediquemos a Dios, a nuestra pareja y a nuestros hijos no se pueden negociar ni traicionar, porque son las posesiones más valiosas que alguien puede tener en la vida. Este es el pacto de amor que las muchas aguas (las pruebas y dificultades) no podrán apagar jamás.
Te bendigo en el nombre de Jesucristo para. Un fuerte abrazo.

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