Tomado de: Entre café y libros
Por María Lozano
Porque se extinguen las horas, en el olvido de los segundos y retumba en mi mente tu despedida.¿Te puedes imaginar cómo se conmueve mi corazón?
Tú cierras la puerta de la habitación, yo abro el ascensor, entramos y me abrazas.
Sujeto fuerte tus maletas, con esa fuerza de no soltarlas, como queriendo decirte no te vayas, como si con eso lo lograra..Se abre la puerta del ascensor y nos sorprende besándonos.
Un beso, de esos que saben a nostalgia, a melancolía, por la amarga despedida, después de una noche de eterna alegría.
Guillermo Rosales Medellín.
DAR
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