Gratitud

 Tomado de: Entre café y libros

Por María Lozano


Era un niño llamado Germán, que, en su infancia, en la época de estudiante siempre quiso tener un bolígrafo. Él siempre deseó eso, pero sus padres no podían comprárselo. Se tenía que conformar con su lápiz y cuando la maestra pedía que escribieran con bolígrafo uno de sus compañeros, Florencio, le prestaba uno. Él estaba muy agradecido con su amigo, por tan generoso gesto.
Germán soñaba con ser escritor y, con tener algún día un bolígrafo. Y que nunca, pero nunca se le terminara su tinta, para escribir cartas, para escribir poemas, para escribir libros.
Los dos compañeros siempre estuvieron en el mismo salón de clases y esto para Germán era fantástico. Él apreciaba mucho a Florencio.
Un día Florencio llegó con una cajita envuelta en papel de china color amarillo, color que era el preferido de Germán. Florencio le dijo a Germán, -Germán te traje un regalo y es por parte de mi familia-. Le agradeció a Florencio y lo abrió. Dentro de la cajita estaba un bolígrafo en color negro y plateado. Germán alzó la vista hacia Florencio y no pudo contener las lágrimas y lloró, lloró de alegría, la alegría provocada por ese llanto, de felicidad, de dicha, de gratitud, los ojos de Germán eran un río de lágrimas, pero su rostro se iluminaba con su bella sonrisa..Pasó el tiempo, crecieron, tuvieron que separarse por azares de la vida y por las diferentes carreras que eligieron. El destino les traería una sorpresa.
Florencio llegó a ser un catedrático reconocido, concluyó sus estudios con honores.
En cambio, Germán llegó a cumplir su sueño, se convirtió en escritor. Y, un día en que estaba promocionando su libro, BENDITOS Y DESPIADADOS RECUERDOS, se acercó a él una persona como de su edad. Sin levantar su mirada preguntó, -para quién será la dedicatoria-, la voz de la respuesta que obtuvo, lo hizo recordar ese día en que había recibido el bolígrafo, con el que plasmaría su firma. Levantó su mirada y era Florencio, su amigo de siempre. Esa vez era Florencio quien dejaba escapar una lágrima de gusto, de ver a su amigo realizado, se estrecharon la mano, se abrazaron y recordaron aquel momento.
Las intenciones de los demás no serán las mismas que las tuyas. Confía y déjate sorprender.
Guillermo Rosales Medellín.
Derechos Reservados

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