Tomado de: Alfonso De Caro
Por María Lozano
Lea: Jeremías 17:1-18Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? (Jeremías 17:9)
En estas dos líneas tenemos la explicación de toda la miseria, la angustia, la injusticia y la maldad que hay en la vida humana. El corazón, que simboliza la vida natural a la que nacemos, tiene dos cosas malas. Primero, esta naturaleza (el corazón) es lamentablemente corrupta. Eso significa que nunca puede funcionar como originalmente fue diseñada para hacerlo. Nunca podrá cumplir todo lo que esperas de ella. Nunca cumplirá todos tus ideales, ni te llevará al sitio donde puedas ser lo que quisieras ser. Es definitivamente corrupta, porque está infectada con un virus fatal. El problema es que nosotros no la podemos cambiar. No hay nada que podamos hacer en ella para cambiarla finalmente. Son inútiles los intentos educativos, científicos, sicológicos, sociológicos, médicos o religiosos, para cambiarla. Por lo tanto, solo hay una cosa para hacer: Darle muerte. Eso fue exactamente lo que hizo el Señor Jesucristo cuando murió en la cruz. Tomó esa naturaleza fatal, la naturaleza humana, y le dio muerte.
Sé que muchas personas tienen problemas con esta declaración. Este versículo es, como algunos otros en las Escrituras, que tienen el efecto de dividir a la humanidad en dos. O crees lo que dice este versículo y actúas el resto de tu vida bajo estos términos, entendiendo este hecho de nuestra naturaleza, o lo rechazas y dices: “No es cierto; el hombre es básicamente bueno”. Estás de un lado o del otro. Tu sistema completo de filosofía, de educación, de legislación, y todo lo demás, será determinado por el punto de vista que decides tomar al respecto. Esto es precisamente la gran división que existe en la humanidad.,Es asombroso, pero creo que una de las más grandes confirmaciones de la verdad de este versículo se muestra en las Constituciones políticas de la mayoría de los países del mundo. Los hombres fundadores de los estados, han estado tan al tanto de este gran hecho, conscientes o inconscientemente ―que el hombre, por naturaleza, es desesperadamente corrupto― que nunca han confiado a un solo hombre, incluso al mejor entre ellos, la concentración del poder máximo. En las cartas magnas, instalaron un equilibrio de poderes mediante el cual, cualquier hombre en función, incluso el hombre más admirado, tiene su poder escudriñado y examinado por otros. ¡No se fían de nadie y tienen razón! Ningún sistema de filosofía, de psicología, de educación, jamás servirá para eliminar la injusticia, la corrupción y maldad del deteriorado corazón humano. No se puede hacer. Tenemos que enfrentarnos a la vida bajo esos términos.
Como si lo anterior no fuera lo suficientemente malo, hay un segundo problema con el corazón humano: Es engañoso sobre todas las cosas. Nunca parece malo, como realmente es. Tiene un asombroso poder para disfrazarse y lucir como bueno, lleno de esperanza y justicia, incluso puede parecer admirable. Esto es lo que lo hace engañoso. Esta situación explica el porqué, a través de todos los siglos, los hombres continuamente intentan hacer que sus corazones parezcan mejores. Parece como si estuvieran a unos pocos pasos del éxito. Es por esto que los diferentes enfoques y acciones de la humanidad, son como el equivalente a tomar agua envenenada de un pozo y para mejorar la situación, decidimos pintar de un bonito color el pozo, como si esto resolviera el asunto.
El corazón es listo, astuto; puede mostrarse de una forma cuando es de otra enteramente diferente. Sabemos que tenemos una habilidad espantosa para esconder un corazón lleno de odio bajo palabras halagadoras, o podemos hablar suavemente y cariñosamente a alguien a quien odiamos completamente. Lo hacemos todo el tiempo. Podemos utilizar un tono dulce, y actuar y sonar como si estuviéramos perfectamente cómodos, cuando interiormente estamos hirviendo de la ira y con deseos homicidas. Ese es el corazón. Tiene esa habilidad. Puede parecer justo. Puede hacer las más impresionantes promesas que va a mejorar. Puede prometer reformarse, pero que lejos de poder hacerlo.
Este es el corazón, y el único libro en el mundo que te dice eso es la Biblia, y aquellos que están basados en ella. Nunca encontrarás esa información en ninguna otra fuente. Todos los estudios de la humanidad nunca te llevarán a esta revelación. Este es el Señor mismo, abriendo una verdad que divide al mundo, y que los hombres deben conocer si van a enfrentar la vida como realmente es.
POR FAVOR ORA CONMIGO
Precioso Señor, te doy las gracias porque proveíste una forma para que fuera liberado de esta naturaleza que es “engañosa más que todas las cosas, y perversa”, a través de la cruz de nuestro Señor Jesucristo. Gracias Señor Jesucristo porque tu llevaste cautiva mi cautividad en la cruz. Te amo Jesucristo. Amén.
Aplicación a la vida
¿Nos aferramos al mito de nuestra propia suficiencia, o estimamos crucificar nuestro vieja naturaleza junto con Cristo para que ya no tengamos que estar esclavizados a ella?
Te bendigo en el nombre de Jesucristo. Un fuerte abrazo y recuerda que el humanismo es el vano intento del hombre por resolver las incidencias de la vida sin Dios. Sin el Señor, nada podemos hacer.
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