La primacía de la predicación

 Tomado de: Alfonso De Caro

Por María Lozano

POR FAVOR LEE LA ESCRITURA: 1 CORINTIOS 2:1-5.
Cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no lo hice con palabras elocuentes ni con sabiduría humana, pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna, sino a Jesucristo, y a éste crucificado. Fui a vosotros en debilidad, con gran temor y temblor. Ni mi palabra ni mi predicación fueron con palabras persuasivas y sabias, sino con demostración del poder del Espíritu, para que vuestra fe no estuviera fundada en la sabiduría humana, sino en el poder de Dios. 1 Corintios 2:1-5.
Cuando Pablo llegó a Corinto, lo hizo con gran debilidad, temor y temblor. Vio la degradación de Corinto y parecía incurable. La depravación sexual, centrada en el templo de Afrodita que dominaba la ciudad, estaba tan extendida y era tan popular que parecía imposible oponerse a ella. Pablo conocía los temores supersticiosos de las masas de Corinto; era consciente de la perversa deshonestidad de sus políticos y de la desvergonzada injusticia de los tribunales de la ciudad..A menudo había sentido la tiranía de Roma en su control férreo de todo el mundo conocido, especialmente evidente en Corinto debido a su pasado de rebelión. Veía a diario la desesperación sin esperanza de los ciudadanos: una mitad esclava de la otra mitad y viviendo en la miseria. Sin embargo, en contraste, sentía el orgullo de Corinto por su hermosa ubicación; la arrogancia de sus filósofos como herederos de los grandes pensadores de Grecia; la riqueza que trajo el comercio de la ciudad; la aclamación de la que disfrutaba como una de las principales ciudades del Imperio. ¿Cómo podría alcanzarla? ¿Cómo podría cambiarla? ¡Parecía impenetrable, inexpugnable!
Pero entonces se acordó de su mensaje —y de su recurso— y comenzó a predicar, no con palabras sabias y persuasivas, sino con una demostración del poder del Espíritu. Pablo declara claramente su mensaje: Jesucristo, y éste crucificado. Esto declara que hasta que las personas sean cambiadas por un acto de gracia de Dios, sus mayores esfuerzos y sus planes más astutos para mejorarse a sí mismas resultarán ineficaces. Cuando Pablo comenzó a predicar este mensaje en Corinto, en dependencia del poder del Espíritu, la gente comenzó a cambiar. Surgió en esa ciudad pagana un grupo de personas cambiadas. Perdieron sus temores y su desesperación. Bajo el impacto de la nueva vida desde adentro, gradualmente se transformaron en personas amorosas, solidarias y sanas. Algunos todavía luchaban con los residuos de su pasado, pero la ciudad nunca volvió a ser la misma.
Esto demuestra las enormes consecuencias de la verdadera predicación y la terrible plaga que cae sobre una congregación o comunidad que se ve privada de estas inescrutables riquezas de Cristo. Digamos una vez más, con Jeremías: “ Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra fue para mí el gozo y la alegría de mi corazón” (Jeremías 15:16).
POR FAVOR ORA CONMIGO
Dios Todopoderoso y Padre mío, vivimos en una época que necesita desesperadamente tu Palabra. Rogamos Señor que levantes un ejército de personas transformadas, armadas con tu Palabra y dependientes de tu Espíritu, para generar un cambio genuino en el mundo.
Aplicación de vida
¿Qué puedes hacer para ayudar a difundir la buena noticia de “Jesucristo y éste crucificado” en tu barrio y ciudad?
Tómate un tiempo para orar al respecto.
Te bendigo en el nombre de Jesucristo. Un fuerte abrazo.

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