Dios es fiel

 Tomado de: Alfonso De Caro

Por María Lozano

1. Por favor ora conmigo
«Padre Santo y Dios mío, gracias por tu amor eterno. Jesucristo en ti están todas mis fuerzas y mi única esperanza. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias.  Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.  Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré”, Lamentaciones 3:22–24.
“Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre una asta; y cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía”, Números 21:9.3. Reflexiona
Si de nosotros y de nuestras acciones dependiera nuestra salvación y la aceptación de Dios, hace mucho tiempo que estaríamos perdidos, por mucho que nos esforzáramos, jamás podríamos llegar a la santidad requerida para satisfacer la justicia del Todopoderoso. Tenemos que entender que las misericordias de Dios nunca han decaído, así como siglos antes de Cristo, Dios mandó a Moises que levantara una serpiente de bronce sobre una asta para que todo aquel que la mirara no muriera en el desierto, ahora también Dios ha levantado a su hijo sobre una cruz, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. Juan 3:16–17.
Jesucristo fue hecho por nosotros pecado (aunque nunca cometió pecado) para que nosotros fuésemos justicia de Dios en Él. Su muerte en la cruz fue el pago por nuestros pecados y su resurrección fue la prueba de que Dios aceptó ese pago. Creer en Él nos da el derecho de ser hijos de Dios, gracias a Cristo podemos acercarnos confiadamente al trono de la gracia y hallar la ayuda que necesitamos en el momento preciso. Recordemos que “nuevas son cada mañana sus misericordias; grande es su fidelidad”
El amor de Dios no está basado en lo que hacemos o dejemos de hacer, está basado en que Dios mismo es amor, Él nos escogió sin que lo mereciéramos y nos hizo sus hijos también sin merecerlo. Por lo tanto hoy y cada mañana podemos estar confiados no en nosotros ni en nuestra bondades sino en la obra perfecta de Jesucristo. Él es nuestra porción, nuestra herencia y nuestra única esperanza.
Te bendigo en el nombre de Jesucristo. Un fuerte abrazo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entrada destacada

Despacio

 Tomado de: Entre café y libros Por María Lozano Te he amado en todos mis sueños, y en otra vida, en las nubes, cuando llovía. Las horas en ...