Invitación de amor

 Tomado de: Canal Asombroso

Por María Lozano

Un hijo llevó a su madre a un parque para pasar la tarde juntos. La madre, ya en sus años dorados, caminaba lentamente, apoyándose en su bastón. Mientras caminaban, la madre tropezó varias veces, y en una ocasión, casi cayó al suelo.
Algunos transeúntes observaban con una mezcla de compasión y desaprobación, pero el hijo permanecía sereno, siempre a su lado.
Después de un rato, se sentaron en una banca. El hijo, sin mostrar ninguna incomodidad, se agachó para ajustarle los zapatos, asegurándose de que estuvieran bien puestos. Luego, con cuidado, le envolvió una bufanda alrededor del cuello para protegerla del frío y acarició sus manos, ahora frágiles por el paso del tiempo..Al levantarse para seguir caminando, una mujer que había estado observándolos se acercó y le dijo al hijo:
—Disculpa, joven, creo que olvidaste algo en esa banca.
El hijo, sorprendido, respondió:
—No, no olvidé nada.
Entonces la mujer le sonrió y le dijo:
—¡Sí, dejaste algo! Dejaste una hermosa demostración de amor filial y una inspiración para todos los que te vieron.
El parque entero pareció detenerse en un instante de profunda reflexión.
No hay mayor honra que poder acompañar a quienes alguna vez nos guiaron con amor. Nuestros padres, quienes nos enseñaron a caminar y nos cuidaron con desvelo, merecen nuestra mayor dedicación y respeto.

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